Las bases para el consenso
Se advierte un reclamo de la opinión pública acerca de la necesidad de un consenso para resolver los principales problemas existentes, como retenciones, tipo de cambio, régimen impositivo, coparticipación federal de los recursos fiscales, régimen previsional, financiamiento del desarrollo, relaciones con el FMI y los mercados de capitales.
El consenso sobre estas cuestiones es necesario pero sólo posible si se funda en un acuerdo fundacional acerca de la estructura económica necesaria para el desarrollo del país y su inserción dinámica en el orden mundial.
El problema es la falta de un consenso dominante sobre la estructura productiva necesaria y posible y se expresa, principalmente, en tres cuestiones fundamentales: la relación campo-industria, el papel del Estado y las relaciones con el resto del mundo.
La cuestión de fondo, sobre la que, en primer lugar, es preciso el consenso, es determinar cuál es la estructura productiva capaz de gestionar el conocimiento y, consecuentemente, de aumentar las inversiones, el empleo y los salarios reales, condiciones necesarias de la equidad distributiva.
Los obstáculos para establecer un consenso hegemónico fundacional sobre la estructura productiva, que permita generar otro sobre la distribución (retenciones, impuestos, etc.) siguen siendo inmensos.
El conflicto del campo con el gobierno volvió a reavivar el debate entre el proyecto integrador y la visión país granero del mundo. La falta de resolución del dilema, que el país arrastra desde sus mismos orígenes, desfigura el tratamiento de los problemas fundamentales de la economía argentina.
El mayor obstáculo para generar el consenso hegemónico necesario y posible no radica en la gravitación de los intereses neoliberales ni en las restricciones externas. El problema de fondo es político y radica en la división de los sectores y actores sociales creadores de riqueza, es decir, la falsa división de las aguas dentro del mismo campo de los intereses nacionales.
Así se frustraron procesos de transformación en el pasado y corre el riesgo, actualmente, de volver a repetir la experiencia. El mantenimiento de algunas tendencias actuales amenaza con restablecer la vulnerabilidad externa y, a partir de allí, fortalecer la prédica ortodoxa de volver a recurrir a la ayuda internacional, para cerrar la brecha en los pagos externos y recuperar la “confianza”. Éste sería el punto de partida del regreso al “modelo” neoliberal.
La única vía realista para generar el consenso necesario y restablecer la confianza es consolidar los equilibrios macroeconómicos del sistema y ratificar que podemos vivir con lo nuestro, abiertos al mundo, en el comando de nuestro propio destino. Sobre esas bases es posible y conveniente participar en los mercados internacionales de crédito sin renunciar a la soberanía.
Nos vemos.
Fuente: BAE
El consenso sobre estas cuestiones es necesario pero sólo posible si se funda en un acuerdo fundacional acerca de la estructura económica necesaria para el desarrollo del país y su inserción dinámica en el orden mundial.
El problema es la falta de un consenso dominante sobre la estructura productiva necesaria y posible y se expresa, principalmente, en tres cuestiones fundamentales: la relación campo-industria, el papel del Estado y las relaciones con el resto del mundo.
La cuestión de fondo, sobre la que, en primer lugar, es preciso el consenso, es determinar cuál es la estructura productiva capaz de gestionar el conocimiento y, consecuentemente, de aumentar las inversiones, el empleo y los salarios reales, condiciones necesarias de la equidad distributiva.
Los obstáculos para establecer un consenso hegemónico fundacional sobre la estructura productiva, que permita generar otro sobre la distribución (retenciones, impuestos, etc.) siguen siendo inmensos.
El conflicto del campo con el gobierno volvió a reavivar el debate entre el proyecto integrador y la visión país granero del mundo. La falta de resolución del dilema, que el país arrastra desde sus mismos orígenes, desfigura el tratamiento de los problemas fundamentales de la economía argentina.
El mayor obstáculo para generar el consenso hegemónico necesario y posible no radica en la gravitación de los intereses neoliberales ni en las restricciones externas. El problema de fondo es político y radica en la división de los sectores y actores sociales creadores de riqueza, es decir, la falsa división de las aguas dentro del mismo campo de los intereses nacionales.
Así se frustraron procesos de transformación en el pasado y corre el riesgo, actualmente, de volver a repetir la experiencia. El mantenimiento de algunas tendencias actuales amenaza con restablecer la vulnerabilidad externa y, a partir de allí, fortalecer la prédica ortodoxa de volver a recurrir a la ayuda internacional, para cerrar la brecha en los pagos externos y recuperar la “confianza”. Éste sería el punto de partida del regreso al “modelo” neoliberal.
La única vía realista para generar el consenso necesario y restablecer la confianza es consolidar los equilibrios macroeconómicos del sistema y ratificar que podemos vivir con lo nuestro, abiertos al mundo, en el comando de nuestro propio destino. Sobre esas bases es posible y conveniente participar en los mercados internacionales de crédito sin renunciar a la soberanía.
Nos vemos.
Fuente: BAE
Comentarios
creo que no.
Como es eso de vivir con lo nuestro ese para mí es un concepto raro. por ejemplo le compramos gas a bolivia y se lo vendemos a chile. porque nos conviene. eso es hacer negocios y no vivir con lo nuestro. está mal? para mi no.
Como hacemos para vivir con lo nuestro si la gente del campo nos quiere vender carne a precios internacionales? si todo lo que producen es soja?
porqué no podemos comprar algo que un país vecino puede producir más barato que nosotros y a la inversa?
Siempre que prime la buena fé. Eso es posible.
Asumiendo que la cúpula del FMI cambió con el fránces, por qué no podriamos pedir prestado para levantar el nivel de vida de 14 millones de pobres a tasas razonables? (ojo solo en este caso lo justifico).
Es posible que la única cosa verdaderamente importante, tipo dogma sea mantener altas las reservas del BCRA?
Aclaro solo en este blog me animo a decir estas cosas, porque sino en otro lado sería demonizada en el acto.
Pero yo creo que son preguntas que hay que hacerse...
saludos mery
MERY: Refiero a política en el sentido del desarrollo de estrategias para llevar a cabo un modelo de crecimiento apto, aceptable y factible. Tal vez, deba coincidir con Binner, quien no hace mucho dijo que todavía no sabemos que nación queremos ser. Hasta hoy no nos hemos puesto de acuerdo en lo esencial para la república, nuestra presidenta habla de diálogo poniendo como ejemplo el pacto de la Moncloa. No podemos dudar que hoy estamos distribuyendo mejor los ingresos que paradójicamente no fueron creados ordenadamente. Las consecuencias del plan de convertibilidad fue una fenomenal concentración de capitales que tuvieron acceso a mercados financieros donde las pequeñas empresas no podían ingresar. Consecuentemente a mayor concentración de capital financiero, mayor concentración de capital de trabajo.
Así como en los albores de la nación nos definíamos como agro-exportadora, después pasamos a una etapa de industrialización, luego pasamos a ser un país bananero importando todas los porquerías del mundo, porque precisamente.
El diálogo que propone la presidente es sencillo, discutamos todo lo que sea necesario sobre la base de una país que no concentre la riqueza en manos de unos pocos, un modelo que sea inclusivo y que permita reabsorber la mano de obra expulsada por las "recetas" neoliberales.
Puestos de acuerdo, vivir con lo nuestro es la consecuencia. Mientras existan intereses mezquinos seguiremos debatiéndonos en arenas movedizas.
Cordialmente,
abrazo
Yo no le voy a decir a nadie pero estos blogs los puede leer cualquiera. Hasta la pueden acusar de exceso de sentido común, y eso es más grave todavía.