La inminencia del inicio del primer juicio oral de la ciudad contra los genocidas por causas de terrorismo de estado, luego de treinta y tres años de impunidad, hace necesaria una amplia convocatoria a la sociedad toda para que se reclame a los Tribunales Federales de Rosario la efectiva realización, sin más dilaciones. Las audiencias deben ser verdaderamente públicas, aplicando las recomendaciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, procurando así llenar ese vacío de memoria alojado en el cuerpo de la historia y que fortalece la impunidad estructural que entrecruza la sociedad y principalmente muchas de sus instituciones. Debemos dar respuesta a los interrogantes que en admirable forma la querellante Marta Bertolino expuso hace pocos días: ¿Podremos dar lugar en la trama imaginaria colectiva para alojar esos relatos? ¿Seremos capaces como sociedad de desmontar las posiciones renegatorias que aún persisten entre nosotros, las infames e infamantes teorías de los dos demonios c...