Juicio y castigo
La inminencia del inicio del primer juicio oral de la ciudad contra los genocidas por causas de terrorismo de estado, luego de treinta y tres años de impunidad, hace necesaria una amplia convocatoria a la sociedad toda para que se reclame a los Tribunales Federales de Rosario la efectiva realización, sin más dilaciones.
Las audiencias deben ser verdaderamente públicas, aplicando las recomendaciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, procurando así llenar ese vacío de memoria alojado en el cuerpo de la historia y que fortalece la impunidad estructural que entrecruza la sociedad y principalmente muchas de sus instituciones.
Debemos dar respuesta a los interrogantes que en admirable forma la querellante Marta Bertolino expuso hace pocos días: ¿Podremos dar lugar en la trama imaginaria colectiva para alojar esos relatos? ¿Seremos capaces como sociedad de desmontar las posiciones renegatorias que aún persisten entre nosotros, las infames e infamantes teorías de los dos demonios con que se ha buscado y todavía se busca sellar un pasado abominable, clausurando verdades que pugnan por ser oídas? ¿Podremos, construyendo estas suturas de memoria, ganarnos por fin el derecho a olvidar, a convertir ese pasado en verdadero pasado y que deje de taladrarnos como un presente eterno?
Todas las instancias en que la sociedad se exprese deben dar testimonio en un unánime reclamo a la Justicia para que con ejemplaridad desmonte los subterfugios de su propio laberinto que posibilitó esa impunidad estructural, llegando a vergonzantes dictámenes que dejaron en libertad a genocidas.
Me apresto a proponer a la Legislatura santafesina declarar de su interés y ser parte de la campaña: "Los juzga un Tribunal, los condenamos todos". Pronto inicio de las audiencias orales, sin demoras y verdaderamente públicas, que promueven querellantes, testigos, sobrevivientes, familiares y organismos comprometidos con la bandera del juicio y castigo a los genocidas.
Las audiencias deben ser verdaderamente públicas, aplicando las recomendaciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, procurando así llenar ese vacío de memoria alojado en el cuerpo de la historia y que fortalece la impunidad estructural que entrecruza la sociedad y principalmente muchas de sus instituciones.
Debemos dar respuesta a los interrogantes que en admirable forma la querellante Marta Bertolino expuso hace pocos días: ¿Podremos dar lugar en la trama imaginaria colectiva para alojar esos relatos? ¿Seremos capaces como sociedad de desmontar las posiciones renegatorias que aún persisten entre nosotros, las infames e infamantes teorías de los dos demonios con que se ha buscado y todavía se busca sellar un pasado abominable, clausurando verdades que pugnan por ser oídas? ¿Podremos, construyendo estas suturas de memoria, ganarnos por fin el derecho a olvidar, a convertir ese pasado en verdadero pasado y que deje de taladrarnos como un presente eterno?
Todas las instancias en que la sociedad se exprese deben dar testimonio en un unánime reclamo a la Justicia para que con ejemplaridad desmonte los subterfugios de su propio laberinto que posibilitó esa impunidad estructural, llegando a vergonzantes dictámenes que dejaron en libertad a genocidas.
Me apresto a proponer a la Legislatura santafesina declarar de su interés y ser parte de la campaña: "Los juzga un Tribunal, los condenamos todos". Pronto inicio de las audiencias orales, sin demoras y verdaderamente públicas, que promueven querellantes, testigos, sobrevivientes, familiares y organismos comprometidos con la bandera del juicio y castigo a los genocidas.
GERARDO RICO
Vicepresidente de la Comisión de Derechos y Garantías
de la Cámara de Diputados de Santa Fe
Vicepresidente de la Comisión de Derechos y Garantías
de la Cámara de Diputados de Santa Fe
Comentarios
http://centroizquierda.blogspot.com/2009/07/un-parlamento-de-lujo.html
Sin Dioses, un abrazo grande, militante.