Encapuchados con garrotes no construirán una sociedad justa

por Raúl Alfonsín “Está muy claro que no se debe criminalizar la protesta social. En definitiva, quienes a ella se suman están ejercitando el derecho de expresión y el de peticionar ante las autoridades, en procura de otros de gran importancia también consagrados en la Constitución Nacional vinculados con los derechos humanos. Pero en una democracia, esa protesta debe desarrollarse de modo tal que no termine por atacar el propio sistema que todos debemos perfeccionar y proteger, precisamente en defensa de los derechos humanos . Es muy cierto que hay graves falencias en nuestra democracia y que todavía no parece plantearse el problema de la exclusión al que está sometida una ancha franja de nuestra sociedad, sumergida en la pobreza extrema. También es cierto que cuando se trata de luchar por la propia dignidad, hasta ridículo resulta pedir "buenos modales". Es verdad asimismo que para los millones de compatriotas excluidos, el orden establecido es en realid...