En que te has convertido?
El título trae a la memoria el debate entre Scioli y Macri por la presidencia. La patética imagen de la diputada Avila quedándose encerrada en su despacho al momento de la votación del veto y Jalil en casa Rosada el día después de la aceptación es tremenda. En realidad ya ni siquiera se discuten las convicciones porque no existen, como tampoco se sostienen las bases / principios / doctrinas del PJ y la UCR. Los reptiles cambian la piel, pero siguen siendo los mismos. Los políticos no cambian de piel, pero no son los mismos.
Manda el que tiene la lapicera. Nada es nuevo. Milei utilizó la recesión para domar a todos. No le importa si la producción se va a pique porque no tiene idea que quiere hacer con el país; solo le importa bajar la inflación o que la caja se arregle con lo que recauda. Si los hospitales están mal, las universidades peor, no es su objetivo.
A puro decreto encara. Siempre aparecerán héroes para salvarlo. Héroes pagos, claramente. Como paga? con promesas, sobre todo las que hace a los gobernadores que no tienen muchos recursos, ni ideas.
Javier Milei sueña con un gran frente electoral en la madre de todas las batallas. Motoriza para Buenos Aires un acuerdo con el PRO, parte de la UCR y el PJ inorgánico. No hay nada nuevo bajo el sol; desde la transversalidad de Néstor Kirchner hasta ahora. Aquella, identificó un sector que lo apoyó. Pero, cuando uno intenta definir la transversalidad pretendiendo reducir la vaguedad del término, la cosa complica.
Transversalidad: debe entenderse como la materialización de un corte horizontal sobre determinado espacio.
De esta manera, cuando hablamos de transversalidad en el espacio político, estamos hablando de lo contrario a la verticalidad que caracteriza a los partidos políticos. Hablamos de distintos sectores con experiencias diversas, dispuestos a apoyar la construcción de una nueva identidad, según convicciones comunes.
Ni más ni menos que esto sucedía en torno al gobierno del presidente Kirchner, quien, con mucha convicción y amplitud, convocó a la reconstrucción de un proyecto nacional, sin respetar los límites de un partido justicialista viejo y gastado por haber seguido a Menem en su feroz conversión al neoliberalismo, y por sus prácticas clientelistas y corruptas de manejos de aparatos y punteros, con "cajas políticas" poco claras; rescatando en esta convocatoria a muchísimos hombres y mujeres valiosos dentro del peronismo, así como de otros sectores (radicalismo, ARI, Frente Grande, etc.). Pero no es éste ni un proceso novedoso ni su denominación original.
Podríamos situar en el resurgimiento del peronismo (año 1945) el primer antecedente de transversalidad. Es conocido cómo confluyeron al primer frente político que ubicó a Perón en su primera presidencia socialistas, comunistas, nacionalistas y radicales, nucleados en torno a la figura del general y su proyecto nacional. Desde entonces, el peronismo se identifica movimientista. Si revisamos el significado político de uno y otro término, coincidiremos en que expresan el mismo fenómeno.
Luego, durante el gobierno de Alfonsín, pasamos por un intento fallido que se dio en llamar tercer movimiento histórico, fracasado por la absoluta falta de apertura del radicalismo y las claudicaciones del entonces presidente.
Menem, ya en el gobierno, practicó a su manera la transversalidad. Dispuesto como estaba a virar hacia el neoliberalismo imperante en el mundo, y siendo su partido político totalmente ajeno a esta ideología, se nutrió, para la gestión de su gobierno, de los mejores cuadros de la Unión del Centro Democrático y de la derecha, algunos de los cuales se mimetizaron con el Partido Justicialista.
El Frente Grande de sus comienzos y el Frepaso que le siguió fueron tal vez la versión más completa de la transversalidad como práctica política. Con origen en el denominado "grupo de los 8" -- llamados así 8 diputados peronistas disidentes del menemismo, entre ellos "Chacho" Alvarez--, el grupo fue creciendo y convirtiéndose en el movimiento político más dinámico de la década de los 90, con un crecimiento vertiginoso, incorporando peronistas, radicales, socialistas, intransigentes, comunistas, demócratas cristianos.
El desafío que se le presentaba al presidente Kirchner en 2005 era tratar de renovar el peronismo desde la transversalidad. El de Cristina Fernández, encabezar la nueva construcción en la provincia de Buenos Aires (la madre de las batallas, según Kunkel). El desafío de quienes aportaron a esta transversalidad era dejar de lado las mañas adquiridas en anteriores experiencias políticas para construir un movimiento con mayor transparencia y representatividad.
En 2007 el socialismo santafesino más la UCR, más la Democracia Progresista y partidos menores conformaron el Frente Progresista Civico y Social que permitió el acceso del socialismo al gobierno con Hermes Binner, promesa de gobierno para la derecha argentina, aunque sonora increíble entonces.
Ese proceso culminó después de doce años con la llegada del peronismo a la gobernación (Omar Perotti) contra todo el aparato del Frente Progresista. En 2023 confluyó en Unidos para Cambiar Santa Fe que en esencia es lo mismo con el agregado del PRO. Los socialistas son versátiles y los amigos de la boina blanca, desesperados por haber perdido respaldo popular con De la Rúa, peor.
CFK habló de transfugismo, nos acordamos de Borocotó?
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Sobre textos de Eduardo Matarazzo, Bahía Blanca 2004. La foto un joyita, durante la campaña de la Alianza pertenece al libro La Secta Socialista.
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