La derecha y su espíritu perverso
Mediciones y registros constatados durante los últimos cuatro años, tanto en este país como en Bolivia, Venezuela y otros escenarios latinoamericanos nos permiten concluir que la derecha regional, las fuerzas con vocación y práctica restauradora del orden neoliberal, forman una verdadera y "Perversa Trinidad".
Si la tradición vaticana habla de una Santísima Trinidad, compuesta por Dios Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, podríamos decir que la contracara invocada en nuestra metáfora está integrada por el poder económico concentrado en el lugar del Padre, las organizaciones políticas que lo defienden en el rol del Hijo, y los oligopolios mediáticos, un hálito, un aliento que está en todas partes, como el "Espíritu Perverso" que reemplazó al Santo.
En varias investigaciones llevadas a cabo por el Observatorio de Medios de la Argentina durante el año pasado constatamos que los medios concentrados de este país se encolumnaron en forma sistemática en favor del poder económico concentrado – en el caso que referimos las patronales agropecuarias-, contra las políticas fiscales del Estado nacional propuestas por el gobierno de Cristina Fernández.
En consonancia con ese posicionamiento editorial, las mismas corporaciones periodísticas se abroquelaron en defensa de todos lo discursos de la derecha vernácula sobre "seguridad" y criminalización de la pobreza y de la juventud.
Durante más de un año, las principales organizaciones patronales del agro no ocultaron sus prácticas desestabilizadoras del orden constitucional, llegando incluso a provocar el desperdicio voluntario de toneladas de alimentos, preparándose para el escenario electoral que finalmente concluyera el 28 de junio pasado. En el mismo, el oficialismo soportó un duro revés en las urnas, en manos de un espectro amplio de partidos y conglomerados políticos defensores del poder económico concentrado, y quedó así instalado un tablero de todavía imprevisibles consecuencias.
En ese escenario, el Padre de la "Perversa Trinidad" identificó a la perfección sus intereses y actuó en consecuencia. Sin embargo, el Hijo, es decir las organizaciones políticas que lo apoyan, tironeado por intereses faccionales, contrapuestos, no estuvo a la altura de las circunstancias: la única buena noticia de aquella jornada consistió en que la derecha no termina de organizarse como fuerza nacional única, ni se pone de acuerdo en torno a su liderazgo.
Como era de esperar, el que sí tuvo una lectura correcta de la situación y actuó como bloque monolítico fue el Espíritu Perverso, la corporación mediática oligopolizada, que por supuesto se alineó con el Padre y acertó al elegir el enemigo número uno del momento electoral, el oficialismo que encarnan la presidente Cristina Fernández y su marido, el ex jefe de Estado y hasta ese entonces titular del partido de gobierno, Néstor Kirchner.
Fue en medio de ese huracán que algunos sectores políticos con discursos progresistas -quienes debieron haber sido tan pragmáticos como lo fueron el Padre y el Espíritu Perverso- pusieron el acento en los errores, las contradicciones y las insuficiencias del oficialismo como fuerza contrahegemónica y le hicieron el caldo gordo a los sujetos restauradores.
La corporación mediática leyó ese fenómeno con mucha rapidez y ciertos candidatos con discursos progresistas pasaron a ocupar una cantidad creciente de minutos en las pantallas de las televisoras del Espíritu Perverso.
Nos vemos.
Fuente: Política & Medios
Si la tradición vaticana habla de una Santísima Trinidad, compuesta por Dios Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, podríamos decir que la contracara invocada en nuestra metáfora está integrada por el poder económico concentrado en el lugar del Padre, las organizaciones políticas que lo defienden en el rol del Hijo, y los oligopolios mediáticos, un hálito, un aliento que está en todas partes, como el "Espíritu Perverso" que reemplazó al Santo.
En varias investigaciones llevadas a cabo por el Observatorio de Medios de la Argentina durante el año pasado constatamos que los medios concentrados de este país se encolumnaron en forma sistemática en favor del poder económico concentrado – en el caso que referimos las patronales agropecuarias-, contra las políticas fiscales del Estado nacional propuestas por el gobierno de Cristina Fernández.
En consonancia con ese posicionamiento editorial, las mismas corporaciones periodísticas se abroquelaron en defensa de todos lo discursos de la derecha vernácula sobre "seguridad" y criminalización de la pobreza y de la juventud.
Durante más de un año, las principales organizaciones patronales del agro no ocultaron sus prácticas desestabilizadoras del orden constitucional, llegando incluso a provocar el desperdicio voluntario de toneladas de alimentos, preparándose para el escenario electoral que finalmente concluyera el 28 de junio pasado. En el mismo, el oficialismo soportó un duro revés en las urnas, en manos de un espectro amplio de partidos y conglomerados políticos defensores del poder económico concentrado, y quedó así instalado un tablero de todavía imprevisibles consecuencias.
En ese escenario, el Padre de la "Perversa Trinidad" identificó a la perfección sus intereses y actuó en consecuencia. Sin embargo, el Hijo, es decir las organizaciones políticas que lo apoyan, tironeado por intereses faccionales, contrapuestos, no estuvo a la altura de las circunstancias: la única buena noticia de aquella jornada consistió en que la derecha no termina de organizarse como fuerza nacional única, ni se pone de acuerdo en torno a su liderazgo.
Como era de esperar, el que sí tuvo una lectura correcta de la situación y actuó como bloque monolítico fue el Espíritu Perverso, la corporación mediática oligopolizada, que por supuesto se alineó con el Padre y acertó al elegir el enemigo número uno del momento electoral, el oficialismo que encarnan la presidente Cristina Fernández y su marido, el ex jefe de Estado y hasta ese entonces titular del partido de gobierno, Néstor Kirchner.
Fue en medio de ese huracán que algunos sectores políticos con discursos progresistas -quienes debieron haber sido tan pragmáticos como lo fueron el Padre y el Espíritu Perverso- pusieron el acento en los errores, las contradicciones y las insuficiencias del oficialismo como fuerza contrahegemónica y le hicieron el caldo gordo a los sujetos restauradores.
La corporación mediática leyó ese fenómeno con mucha rapidez y ciertos candidatos con discursos progresistas pasaron a ocupar una cantidad creciente de minutos en las pantallas de las televisoras del Espíritu Perverso.
Nos vemos.
Fuente: Política & Medios
Comentarios
Y ojo! que si te agarra Monseñor Aguer, que anda queriendo impartir la doctrina católica en TODAS las escuelas -no sólo en las confesionales- te manda a exorcizar...
Saludos
un abrazo