El peso de la historia
Francisco de Narváez basó su fortuna empresarial en la que su familia materna, los Steuer, pudo rescatar cuando, perseguidos por el nazismo, dejaron Praga en 1939. Los Steuer eran socios de los Deutsch, que también se fueron de Checoslovaquia cuando llegaban las tropas alemanas. Estas dos familias habían desarrollado un comercio llamado Te-Ta, que significa Casa Tía en checo. En el exilio forzoso, los Steuer-Deutsch desembarcan al año siguiente en Colombia, luego en Ecuador y, apenas iniciado el gobierno de Juan Domingo Perón, llegan a la Argentina y también al Uruguay. En el lado oriental del río de la Plata instalaron Tata –que es un sinónimo de Tía– y de este lado le pusieron Casa Tía.
Pasaron los años y la Tía crecía, con un esquema familiar. Así, cuando Francisco de Narváez era un adolescente que cursaba la secundaria, decidió dejar de estudiar y sus padres lo dejaron sumarse a Tía. Allí trabajó un tiempo, se retiró, y volvió en 1993, en pleno menemismo. Para entonces ya entraban cadenas internacionales y se construían shoppings, pero la ventaja de Tía era que tenía casi medio siglo en el mercado y 51 locales desde Jujuy hasta Tierra del Fuego. De esas tiendas, además, las familias habían pasado a otros rubros y conformaron un grupo que incluía cítricos Ayuí, Inta (una empresa de telas para guardapolvos), la línea aérea Lapa, Econo y Paseo Alcorta, entre otros emprendimientos.
LA VUELTA DE FRANCISCO. El reingreso de De Narváez a los negocios de la Tía fue impresionante. Según su reformulación, de los 5.000 empleados sobraban nada menos que 3.500. Según consta en un paper que presentó en un encuentro en la Universidad de Harvard, “La mayoría de la gente que despedí tiene más de veinticinco años de experiencia en Tía; en conjunto me deshice de 5.000 años de experiencia. En un momento la empresa perdió su cultura; todo lo bueno y lo malo. Despedí a todos, desde cajeros hasta asistentes de gerentes. Gente que en el pasado había dirigido la empresa y, ahora, si no estaban de acuerdo con una idea, no la llevaban a cabo. Fue una decisión difícil de tomar y aún vivo con eso todos los días. No tiene sentido pensar en forma justa. No hay justicia”.
La última frase, para quien pretende convertirse en un líder peronista del siglo XXI, resuena demasiado fuerte: “No tiene sentido pensar en forma justa” equivale a decir que el actual diputado nacional De Narváez, sentado sobre una fortuna construida por su familia sobre la base del esfuerzo de trabajadores argentinos, quiere terminar con cualquier vestigio de pensamiento justo si pudiera hacerse de la conducción del justicialismo. También debería alertar a los trabajadores del multimedios América, donde De Narváez se hizo fuerte; qué futuro les esperaría si se volviera al genocidio laboral del menemismo, donde De Narváez se movía como pez en el agua. El empresario dijo lo que piensa a los académicos y empresarios con los que compartió ideas en Harvard, cuna del neoliberalismo.
LA OPERACIÓN TÍA. La liquidación era muy complicada y requería secreto. Lo que circulaba era que se trataba, en realidad, de un proceso de reinversión en la compañía. El Plan “Rumbo al ’99” era un plan de inversión de obligaciones no negociables, conseguidas a buena tasa, para abrir locales. Entonces, alineó a toda la compañía detrás de ese plan estratégico para generar motivación, y comunicó a los gerentes y empleados que la idea era llegar a posicionarse como líder nuevamente. Quizás esa idea de liderazgo empresarial fue la que lo motivó a su aspiración de convertirse en el heredero de Juan Perón. A principios de los ’90, cuando Francisco de Narváez estaba cómodo con el lugar de empresario menemista eligió los principios filosóficos de Casa Tía. Se decidió por tres que sonaban muy bien: honestidad, sencillez y ética.Sin embargo, resultó un umbral demasiado alto para los resultados que cosechó: A poco de inculcarlos entre los empleados, contrató a una consultora para que le hiciera una encuesta interna: siete de cada diez consultados dijeron que “Tía no es honesta”.
Con respecto a la sencillez, como número uno de Tía, De Narváez no la cultivaba. Solía llegar al mediodía a la oficina después de hacer deportes, bronceado, y tenía una máquina de gaseosas de su uso exclusivo para tomar la versión de Pepsi de bajas calorías. Era un problema si no había latitas con gaseosa. Lo mismo con los yogures Ser –también diet– que llevaban jalea. Tal era la necesidad de consumir productos dietéticos que, cuando viajaba a su ostentosa casa en Villa La Angostura, tenía un ritual: llegaba en su Cessna Citation 5 al Aeropuerto de Bariloche, ahí lo esperaban con el jeep Cherokee, que previamente debía pasar por el local de Tía de Bariloche para aprovisionarse de suficientes latitas de gaseosa y vasitos de yogur.
En cuanto a la ética, es más complicado graficarlo. En todas las comunicaciones internas, Tía insistía que no estaba en venta. Pero, en secreto, De Narváez y Andy Deutsh, su socio, heredero al igual que él, tenían la decisión tomada desde 1996 de venderla y estaban en negociaciones para encontrar el mejor postor. El doble discurso era importante. Al mismo tiempo que sostenían una campaña asegurando que eran una empresa de capital nacional –el único súper que quedaba, junto con Coto– estaba valorizando Tía para venderla, finalmente, a un fondo de inversión de capitales más que dudosos. A principios de 1999, se formalizó la compra de Tía por parte del Exxel Group, presidido por el ex Citibank Juan Navarro, que manejaba fondos multimillonarios y formaba parte, al igual que De Narváez, del entorno de empresarios amigos de Carlos Menem. Exxel ya estaba en el rubro súper en Norte, asociado con la cadena francesa Promodes.
Los locales estaban trabajando con el mínimo de gente, De Narváez ya había echado a la mayoría. Una manera de “valorizar la compañía”, vendida en u$s600 millones. El día que se producía el traspaso, De Narváez citó a algunos de los gerentes, que iban a cobrar su indemnización. De parado, como de apuro, les dijo: “Los quiero saludar, les quiero agradecer y decirles que me van a seguir viendo… en las fotos de las revistas. Chau”. Se dio media vuelta y se fue. Ya había cobrado una cifra millonaria. Otros horizontes lo esperaban. Otras batallas tenía para librar.
Nos vemos
Textos: Eduardo Anguita
Pasaron los años y la Tía crecía, con un esquema familiar. Así, cuando Francisco de Narváez era un adolescente que cursaba la secundaria, decidió dejar de estudiar y sus padres lo dejaron sumarse a Tía. Allí trabajó un tiempo, se retiró, y volvió en 1993, en pleno menemismo. Para entonces ya entraban cadenas internacionales y se construían shoppings, pero la ventaja de Tía era que tenía casi medio siglo en el mercado y 51 locales desde Jujuy hasta Tierra del Fuego. De esas tiendas, además, las familias habían pasado a otros rubros y conformaron un grupo que incluía cítricos Ayuí, Inta (una empresa de telas para guardapolvos), la línea aérea Lapa, Econo y Paseo Alcorta, entre otros emprendimientos.
LA VUELTA DE FRANCISCO. El reingreso de De Narváez a los negocios de la Tía fue impresionante. Según su reformulación, de los 5.000 empleados sobraban nada menos que 3.500. Según consta en un paper que presentó en un encuentro en la Universidad de Harvard, “La mayoría de la gente que despedí tiene más de veinticinco años de experiencia en Tía; en conjunto me deshice de 5.000 años de experiencia. En un momento la empresa perdió su cultura; todo lo bueno y lo malo. Despedí a todos, desde cajeros hasta asistentes de gerentes. Gente que en el pasado había dirigido la empresa y, ahora, si no estaban de acuerdo con una idea, no la llevaban a cabo. Fue una decisión difícil de tomar y aún vivo con eso todos los días. No tiene sentido pensar en forma justa. No hay justicia”.
La última frase, para quien pretende convertirse en un líder peronista del siglo XXI, resuena demasiado fuerte: “No tiene sentido pensar en forma justa” equivale a decir que el actual diputado nacional De Narváez, sentado sobre una fortuna construida por su familia sobre la base del esfuerzo de trabajadores argentinos, quiere terminar con cualquier vestigio de pensamiento justo si pudiera hacerse de la conducción del justicialismo. También debería alertar a los trabajadores del multimedios América, donde De Narváez se hizo fuerte; qué futuro les esperaría si se volviera al genocidio laboral del menemismo, donde De Narváez se movía como pez en el agua. El empresario dijo lo que piensa a los académicos y empresarios con los que compartió ideas en Harvard, cuna del neoliberalismo.
LA OPERACIÓN TÍA. La liquidación era muy complicada y requería secreto. Lo que circulaba era que se trataba, en realidad, de un proceso de reinversión en la compañía. El Plan “Rumbo al ’99” era un plan de inversión de obligaciones no negociables, conseguidas a buena tasa, para abrir locales. Entonces, alineó a toda la compañía detrás de ese plan estratégico para generar motivación, y comunicó a los gerentes y empleados que la idea era llegar a posicionarse como líder nuevamente. Quizás esa idea de liderazgo empresarial fue la que lo motivó a su aspiración de convertirse en el heredero de Juan Perón. A principios de los ’90, cuando Francisco de Narváez estaba cómodo con el lugar de empresario menemista eligió los principios filosóficos de Casa Tía. Se decidió por tres que sonaban muy bien: honestidad, sencillez y ética.Sin embargo, resultó un umbral demasiado alto para los resultados que cosechó: A poco de inculcarlos entre los empleados, contrató a una consultora para que le hiciera una encuesta interna: siete de cada diez consultados dijeron que “Tía no es honesta”.
Con respecto a la sencillez, como número uno de Tía, De Narváez no la cultivaba. Solía llegar al mediodía a la oficina después de hacer deportes, bronceado, y tenía una máquina de gaseosas de su uso exclusivo para tomar la versión de Pepsi de bajas calorías. Era un problema si no había latitas con gaseosa. Lo mismo con los yogures Ser –también diet– que llevaban jalea. Tal era la necesidad de consumir productos dietéticos que, cuando viajaba a su ostentosa casa en Villa La Angostura, tenía un ritual: llegaba en su Cessna Citation 5 al Aeropuerto de Bariloche, ahí lo esperaban con el jeep Cherokee, que previamente debía pasar por el local de Tía de Bariloche para aprovisionarse de suficientes latitas de gaseosa y vasitos de yogur.
En cuanto a la ética, es más complicado graficarlo. En todas las comunicaciones internas, Tía insistía que no estaba en venta. Pero, en secreto, De Narváez y Andy Deutsh, su socio, heredero al igual que él, tenían la decisión tomada desde 1996 de venderla y estaban en negociaciones para encontrar el mejor postor. El doble discurso era importante. Al mismo tiempo que sostenían una campaña asegurando que eran una empresa de capital nacional –el único súper que quedaba, junto con Coto– estaba valorizando Tía para venderla, finalmente, a un fondo de inversión de capitales más que dudosos. A principios de 1999, se formalizó la compra de Tía por parte del Exxel Group, presidido por el ex Citibank Juan Navarro, que manejaba fondos multimillonarios y formaba parte, al igual que De Narváez, del entorno de empresarios amigos de Carlos Menem. Exxel ya estaba en el rubro súper en Norte, asociado con la cadena francesa Promodes.
Los locales estaban trabajando con el mínimo de gente, De Narváez ya había echado a la mayoría. Una manera de “valorizar la compañía”, vendida en u$s600 millones. El día que se producía el traspaso, De Narváez citó a algunos de los gerentes, que iban a cobrar su indemnización. De parado, como de apuro, les dijo: “Los quiero saludar, les quiero agradecer y decirles que me van a seguir viendo… en las fotos de las revistas. Chau”. Se dio media vuelta y se fue. Ya había cobrado una cifra millonaria. Otros horizontes lo esperaban. Otras batallas tenía para librar.
Nos vemos
Textos: Eduardo Anguita
Comentarios
¿Y si vamos todos a esperar a la Presidenta Coraje, el día que regrese de su misión, como dice la editorial de abajo?
Hagamos correr la propuesta sugerida en el último renglón de esta nota editorial. Permanezcamos todos en contacto.
La América Latina en rebeldía
*Jorge Giles
(Publicado el domingo 5 de Julio de 2009 en El Argentino)
Arde Honduras, territorio avasallado de América Latina.
Arde la democracia. Arde la memoria colectiva de los pueblos.
Como si no bastaran la sangre derramada, los centenares de miles de desaparecidos, los torturados, los asesinados, la república perdida.
Como si no bastara tanta vida trunca, los gorilas blindados, con sus tanquetas y metrallas, volvieron a través de Honduras para imponer sus oscuros propósitos.
Propósitos que nunca serán mejores y más dignos que los que defienden los pueblos.
Propósitos que son una mezcla sucia de dinero, de poder concentrado, de latifundio, de narcotráfico cruzándolos por el medio, de políticas militaristas y de ajustes neoliberales.
Un golpe militar, el pasado domingo, secuestró al presidente democrático Manuel Zelaya.
Lo pusieron en un avión y en plena madrugada lo expulsaron de Honduras.
La OEA, Organización de Estados Americanos, con la presidencia de su Asamblea a cargo del canciller argentino, Jorge Taiana, y la presencia de su Secretario General Miguel Insulza en el país centroamericano, buscó intensamente el dialogo pero se encontró con el fanatismo salvaje de los golpistas y la complicidad con ellos de políticos de derecha, altos jerarcas del poder judicial y de la iglesia católica.
Los golpistas y sus secuaces atrasaron 30 años el reloj de América. Es claramente un golpe contra los nuevos tiempos que corren en el continente y en el mundo. Pareciera ser incluso, un golpe contra Barack Obama, como sostienen algunos respetados analistas y dirigentes políticos.
La represión es brutal. La resistencia popular hondureña, ocupa legítimamente las calles de los pueblos y los campesinos llegan hasta Tegucigalpa para defender la democracia y a su legítimo Presidente.
Cristina, la Presidenta de todos los argentinos, está en el medio de la disputa. Con la misma actitud y coraje con que acudió el día que acorralaron a Evo Morales y la democracia boliviana y ella salió a empujar una urgente reunión de UNASUR para salvar a Bolivia del pasado oprobioso de los golpistas del fascismo local. Con esa misma pasión americana, hoy está junto al pueblo de Honduras.
En honor a su coraje y patriotismo latinoamericano, tendrían que ser muchos los argentinos que concurran a esperarla cuando regrese de Honduras.
(La nota continua)
Excelente elegida esa foto, cara de mafioso total, es la misma cara con que miró a los periodistas de tres poderes. saludos compañero!!!
"Todo esotérico es peronista, esa es la regla, pero no todos los peronistas son esotéricos".
El esoterismo es poder. Lo fue siempre. Y en nuestros días, sin alcanzar el rango de sacerdocio institucional, el esoterismo pervive a través de Logias y Sectas que son tan poderosas como los gobiernos de cualquier Nación del mundo. Es simple entender: muchos políticos pertenecen a estas organizaciones ocultistas verbigracia: la Logia de la Francmasonería, los Rosacruces y el Esoterismo Mundano o informal.
Quien es esotérico, más allá del hermetismo que preserva para sí mismo, se manifiesta a través de la simbología e iconografía que se percibe en su entorno. Esto puede ocurrir en forma inconciente, intuitiva o instintiva. Lo esotérico atrae solo al ocultista y el ocultista ama el poder. En la oficina del electo Diputado de la Nación se muestra esplendente la Rosa de los Vientos.
En el esoterismo sucede algo parecido y De Narváez dimana esa condición. Debo aclarar que no es injuriante endilgarle a alguien la condición de Iniciado, por el contrario, todo genio y hombres del poder mundial fueron, son y serán esotéricos. Lo único que se debe determinar es el grado y el espacio de la práctica. "Tener dinero no es poder esotérico sino solo una parte de ese poder"
El símbolo más fuerte de identidad ocultista del electo diputado es el tatuaje en su cuello, en ese sentido, consultamos a un polémico y atribulado esoterista argentino,( info@zodiacguille.com - www.zodiacguille.com ) archiconocido en todo el mundo, excepto en Argentina: Don ZodiacGuille nos responde "en pocas palabras explicaré los símbolos con que se identifica esta persona" (De Narváez).
"Lamentablemente sincretiza los extremos, por cuanto la Rosa de los Vientos es uno de los tantos símbolos utilizado por los Nazis. En numerología el 8 sinboliza el Infinito o Lemnicasta, en el Tarot es la Fuerza y es la cantidad de los rayos de la Rosa... esto es peligroso por cuanto este simbolo lleva al practicante a la locura, al envenenamiento como a Adolfo Hitler. Extraño en él que es descendiente de judíos"
"Y en cuanto al figura de la Serpiente de Agua y su ubicación yugular, pone al Yin y el Yang en un lugar donde la dicotomía del kundalini pone a la serpiente en el dominio del bien y del mal. Dicho en criollo, la práctica esotérica que nos ocupa es peligrosa por su inescrupulosidad. Hace un culto de la traición para llegar al poder y eso es un riesgo mental extremo"
No habíamos reparado en la foto de Francisco De Narváez en su oficina donde se puede observar la Rosa de los Vientos. Pero la pregunta sigue en pié: ¿Es el diputado electo esotérico y ocultista? Don Zodiac Guille respondió: "hasta los tuétanos, definitivamente esotérico". "Lo digo por la ubicación del tatuaje adyacente a la yugular y muy cerca de cóndilos occipitales"
Y agregó, "el lenguaje esotérico es entendible y el Iniciado sabe de lo que se está hablando. De Narváez quiere que se hable de su tatuaje, el considera que eso revitaliza su figura política y esotérica por cuanto la serpiente en el cuello sincretiza a los 4 elementos (Tierra, Agua, Aire y Fuego). No es un improvisado y conoce la Zarza de Horeb"
De acuerdo a las apreciaciones de Don Zodiac Guille "De Narváez se acerca a una mezcla de Rosacruz con Franckmasón, quiere ser Perón y condiciones no le faltan pero tendría que tener algunos esoteristas que hagan cosas por él. Así como va, solo, puede ser sorprendido por la desgracia. No quiero hablar más de este tema".
"Recuerden algo: Todo esotérico (argentino) es peronista, pero no todos los peronistas pueden ser esotéricos" concluyó. Lo cierto es que, la simbología es real, De Narváez ostenta liberalmente su condición esotérica. Pero ¿qué sucede en su entorno dirigencial? ¿qué opinará Mauricio Macri del esotérico socio político? Esa es otra incógnita que "esotericamente" se irá develando.
06 agosto, 2009