Cáritas, más que un partido
¿Qué tienen en común estos presidenciables (Das Neves, Reutemann, Binner, Cobos, Francisco De Narváez y Mauricio Macri) surgidos de los partidos de origen popular y los empresarios llegados a la política? Seguramente muchas cosas, pero una los acerca mucho en esta coyuntura: su determinación de mantener el statu quo. Y de una manera curiosa: planteando la necesidad de atacar “la pobreza”. Todos ellos se referencian no tanto en la Mesa de Enlace, ya desgastada, sino en la reciente aparición del obispo Jorge Casaretto, obispo de San Isidro y presidente de Cáritas Argentina, una entidad creada al año siguiente del golpe que derrocó a Juan Domingo Perón y que desde entonces tuvo voz tanto en los gobiernos civiles como en las dictaduras.
Cuenta con la red internacional impulsada desde el Vaticano y en el país cuenta con la potencia de 3.400 parroquias, activas, con fuerte arraigo territorial, con presupuesto eclesiástico, con aportes de personas y de empresas, con mucho presupuesto estatal y con una vida interna –de debates y congresos de militantes– como no tiene ningún partido político. Entre los laicos de Cáritas hay antipolíticos pero también hay muchos radicales, peronistas y conservadores, aunque no faltan personas con ideales latinoamericanistas y progresistas. Más que un partido, es un entero. Cáritas descree de las mediciones del Indec –y le asisten motivos, como a cualquiera que lo haga–, pero da cifras temerarias que duplican las mediciones oficiales de pobreza. Y dice estar a favor de medidas para terminar con ella.
Nadie puede desconocer que terminar con la pobreza deberá tener un programa de redistribución de ingresos y de combate a la concentración económica. Pero no. No es el caso de las cabezas de Cáritas. Quien fuera electo en 1997 como director nacional de Cáritas Argentina es el ingeniero agrónomo Eduardo Serantes, habitual disertante en las reuniones de IDEA, donde está lo más granado de la intelectualidad orgánica de los grandes dueños de la Argentina. El currículum de Serantes no termina en la actividad solidaria. Es coordinador del Fondo Agrícola de Inversión Directo; es decir, un fondo de inversión, de los que fueron beneficiados por el modelo sojero. Es asesor de empresas agroindustriales y directivo de Cazenave y Asociados, una consultora sanisidrense, como él, y forman parte de la grey de la diócesis de Casaretto. Ni Serantes ni Casaretto tuvieron una voz potente cuando el intendente Gustavo Posse quiso levantar un muro, entre otras cosas porque Serantes tiene una estrecha relación con el intendente. Serantes dirige programas de dos multinacionales de la alimentación: el de trigo candeal de Molinos Río de la Plata y el de girasol oleico de Dow Agro- Sciences.
La publicación de las actividades profesionales de Serantes no constituye una “denuncia periodística” sino una simple advertencia: en los procesos políticos, aun con el diálogo más amable, lo que se ponen en juego son intereses. “El campo” no son los clientes de Serantes sino aquellos miles de productores que, en medio del revuelo de la 125, al menos en Diputados, iban a tener trato diferenciado por distancia de puertos, tamaño de terreno o productividad. Esos productores agrarios tienen correlatos en la industria y los servicios, que necesitan créditos blandos y exenciones impositivas. También precisan atención los usuarios de trenes o los que no tienen vivienda, los que tienen empleos en negro, entre otros tantos postergados.
Nos vemos.
Fuente: El Argentino
Cuenta con la red internacional impulsada desde el Vaticano y en el país cuenta con la potencia de 3.400 parroquias, activas, con fuerte arraigo territorial, con presupuesto eclesiástico, con aportes de personas y de empresas, con mucho presupuesto estatal y con una vida interna –de debates y congresos de militantes– como no tiene ningún partido político. Entre los laicos de Cáritas hay antipolíticos pero también hay muchos radicales, peronistas y conservadores, aunque no faltan personas con ideales latinoamericanistas y progresistas. Más que un partido, es un entero. Cáritas descree de las mediciones del Indec –y le asisten motivos, como a cualquiera que lo haga–, pero da cifras temerarias que duplican las mediciones oficiales de pobreza. Y dice estar a favor de medidas para terminar con ella.
Nadie puede desconocer que terminar con la pobreza deberá tener un programa de redistribución de ingresos y de combate a la concentración económica. Pero no. No es el caso de las cabezas de Cáritas. Quien fuera electo en 1997 como director nacional de Cáritas Argentina es el ingeniero agrónomo Eduardo Serantes, habitual disertante en las reuniones de IDEA, donde está lo más granado de la intelectualidad orgánica de los grandes dueños de la Argentina. El currículum de Serantes no termina en la actividad solidaria. Es coordinador del Fondo Agrícola de Inversión Directo; es decir, un fondo de inversión, de los que fueron beneficiados por el modelo sojero. Es asesor de empresas agroindustriales y directivo de Cazenave y Asociados, una consultora sanisidrense, como él, y forman parte de la grey de la diócesis de Casaretto. Ni Serantes ni Casaretto tuvieron una voz potente cuando el intendente Gustavo Posse quiso levantar un muro, entre otras cosas porque Serantes tiene una estrecha relación con el intendente. Serantes dirige programas de dos multinacionales de la alimentación: el de trigo candeal de Molinos Río de la Plata y el de girasol oleico de Dow Agro- Sciences.
La publicación de las actividades profesionales de Serantes no constituye una “denuncia periodística” sino una simple advertencia: en los procesos políticos, aun con el diálogo más amable, lo que se ponen en juego son intereses. “El campo” no son los clientes de Serantes sino aquellos miles de productores que, en medio del revuelo de la 125, al menos en Diputados, iban a tener trato diferenciado por distancia de puertos, tamaño de terreno o productividad. Esos productores agrarios tienen correlatos en la industria y los servicios, que necesitan créditos blandos y exenciones impositivas. También precisan atención los usuarios de trenes o los que no tienen vivienda, los que tienen empleos en negro, entre otros tantos postergados.
Nos vemos.
Fuente: El Argentino
Comentarios
No se si conoce el modo de selección para entrar a idea, es como el opus dei, entrevistas, recomendaciones, etc.
El obispo de SAN ISIDRO, quiere acabar con la pobreza, jajajaa. dá gracia.
En las colectas de cáritas nos cepillan bien, obvio si no aportamos vamos a ir al infierno, en una iglesia medio concheta y super sectaria en Córdoba, llegan a recaudar un palito. También tienen un ateneo lava cerebro de los jóvenes en fin.
Ud sabe estoy haciendo como una recopilación en mi cabeza de funciones, cargos, opiniónes y los que son más pelotudos son los ingenieros....tiro una cobos, tiro otra mariano t. el comentarista sojero en blogs peronchos, mi ex novio, sus amigos que se morían por entrar al grupo idea....
saludos compañero un posteo para hacerse un pic nic.!!!