La melancolía del crepúsculo

EL informe sobre las inversiones extranjeras directas (IED) publicada por la CEPAL le ha quitado el sueño a los neoliberales domésticos y sus publicistas. Al respecto Alfredo Zaiat ha expresado en su análisis, que el capital tiene el beneficio que no se le otorga al resto de mantener el doble discurso como una virtud avalada por analistas, economistas y políticos. Reclamos encendidos a estrategias económicas que supuestamente no le favorecen. Críticas despiadadas a gobiernos considerados de izquierda. Demanda jurídica para el desarrollo de sus actividades. Estas son algundas de las manifestaciones que repiten insistentemente como verdades absolutas, que como tales quedan relativizadas con fríos números.

Para perturbar la calma de la restauración conservadora, el informe de la CEPAL arroja un resultado asombroso sobre las inversiones extranjeras en latinoamérica. Notables crecimiento de Ecuador, Venezuela, Uruguay y Bolivia; sacando Uruguay, los tres restantes constituyen el eje rebelde que de manera aparente atemoriza a los inversores; y decimos aparente porque a la hora de concretar negocios, las multinacionales no se detienen en los informes de prensa que puntillosamente preparan los publicistas inquietos por la calidad de la democracia regional con encendidas arengas a la libertad.

Las IED medidas en 2008 respecto de 2007 arroja: Ecuador + 404%, Venezuela + 166%, Uruguay + 67% y Bolivia + 40% destacando que los sectores con mayor absorción de inversiones son transportes, almacenamiento y comunicaciones. Sin embargo, destaca el informe también que la base de las mayores inversiones en Venezuela son los servicios en contraposición a las desinversiones en hidrocarburos, ante el riesgo de la nacionalización que resulta "como una espada de Damocles" para las transnacionales que operan en ese país.

Excluídos los centros financieros, sudamérica recibió 128.301 millones de dolares, algo más del 13% con relación al 2007. Este comportamiento adquiere un significado aun mayor teniendo en cuanta que el avance de la crisis financiera y economica durante 2008 afectó de tres maneras a las IED en el mundo: a) deteriorando las perspectivas de crecimiento económico, b) limitando el acceso a recursos financieros internos y externos y c) acentuando la incertidumbre y las perspectivas de riesgo. Y esta apreciación no es un detalle menor porque América Latina recibió un 24% más de IED en contraposición a la caída de un 5% de las destinadas a México y la cuenca del Caribe.

Pero lo que realmente molesta y desvive a los publicistas vernáculos es lo que destaca el informe de la CEPAL: Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México concentran el 80% de las IED de la región. Argentina contabilizó un aumento del 23% durante el 2008 medido sobre el 2007 -algo más de 7.900 millones de dolares- ubicándose 6ª en el ránking detrás de Brasil que registro un alza del 30%; lo notable es que esta evolución se dió en un contexto con dos momentos de máxima tensión política: el conflicto de la 125 y el fin del negocio especulativo de las AFJP. Dice el informe que las inversiones superaron el promedio de 1994-1998 (6.500 millones de dolares), la media de 2004-2008 (5.870 millones de dolares) y superior a la de 2007 (6.460 millones de dolares) y solo se ubicó muy por debajo del promedio de 1999-2003 (8.075 millones de dolares).

Es cierto que el aumento de los flujos de fondos tuvo su principal motor en los altos precios de los productos básicos durante la mayor parte de 2008, que impulsaron inversiones en recursos naturales (hidrocarburos y minería), es cierto que deben corregirse distorsiones de precios relativos domésticos, regenerar las economías regionales entre otros objetivos no menos importantes;la reconstrucción de la economía de la república implica cambios en los modelos de crecimiento, modelos que se fundan en una mejor distribución del ingreso y en el sacrificio de todos los sectores y actores.

Los empresarios -dice Morales Solá- temen el síndrome del león encerrado que podría sufrir Kirchner después del 28J. Me parece que la restauración conservadora tiene el síndrome de la melancolía del crepúsculo.

Nos vemos.

Fuente: Página 12. La imágen es solo ilustrativa (año 2007), no tiene vinculación actual con el post.

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