El desafío de la integración
Tras jurar (José Pepe Mujica) , el nuevo presidente dio su primer discurso, en donde se refirió a las relaciones con el mundo. “Nosotros no perdemos la esperanza de que haya una sola nación latinoamericana, desde el río Bravo hasta las Malvinas –aquí, un guiño a Argentina–. Compartimos un dormitorio: el Mercosur. ¡Ay! El Mercosur será hasta que la muerte nos separe” .
Soplan vientos de constante afirmación libertaria en América del Sur. Un diluvio neoliberal fue la forma que tuvo el politólogo italiano Ludomio Paramio de describir la irrupción de políticas privatistas desplegadas durante los noventa, recomendándonos una triste resignación y readecuación reformista.
Tras el diluvio siempre sale el sol, fue la forma que encontró Atilio Boron, politólogo argentino, para mantener el aliento a pensar políticas alternativas. Fue casi el presagio de los gobiernos de centro-izquierda que llegaron durante comienzos del milenio.
Si bien las transformaciones estructurales de la ola mercantilista condicionaron las capacidades estatales, los nuevos gobiernos reorientaron las políticas sociales e intentan fomentar un nuevo patrón de desarrollo y acción estatal. Lo que les permitió sortear la reciente crisis internacional sin los ajustes fiscales clásicos de los pregoneros del librecambio. Sin embargo, pareciera presentarse algunas nubes que podrían cambiar el clima.
La embestida del agronegocio en Argentina y la victoria de Sebastián Piñera en Chile, junto a la posible articulación del colombiano Alvaro Uribe y el peruano Alan García, ayudados por Estados Unidos, y sumado a las movilizaciones contra Hugo Chávez e incluso la imposibilidad de reelección de Lula, pueden ser preludio de una nueva tormenta neoliberal. Es claro que los grupos concentrados quieren volver a un esquema de concentración y sólo de distribución por derrame.
Mantener un proyecto diferente implica necesariamente profundizar la integración económica. Por el contrario de quienes proponen aislarse de Chávez, sería oportuno estrechar lazos políticos que permitan no caer de nuevo en los designios del FMI y el Banco Mundial.
De hecho, la región logró enfrentar la crisis con costos menores a los países centrales, por lo que las nuevas políticas encaradas representan un proceso que es necesario debatir y defender para sortear los nubarrones y evitar una nueva tormenta neoliberal.
Nos vemos.
Fuente: CASH
Soplan vientos de constante afirmación libertaria en América del Sur. Un diluvio neoliberal fue la forma que tuvo el politólogo italiano Ludomio Paramio de describir la irrupción de políticas privatistas desplegadas durante los noventa, recomendándonos una triste resignación y readecuación reformista.
Tras el diluvio siempre sale el sol, fue la forma que encontró Atilio Boron, politólogo argentino, para mantener el aliento a pensar políticas alternativas. Fue casi el presagio de los gobiernos de centro-izquierda que llegaron durante comienzos del milenio.
Si bien las transformaciones estructurales de la ola mercantilista condicionaron las capacidades estatales, los nuevos gobiernos reorientaron las políticas sociales e intentan fomentar un nuevo patrón de desarrollo y acción estatal. Lo que les permitió sortear la reciente crisis internacional sin los ajustes fiscales clásicos de los pregoneros del librecambio. Sin embargo, pareciera presentarse algunas nubes que podrían cambiar el clima.
La embestida del agronegocio en Argentina y la victoria de Sebastián Piñera en Chile, junto a la posible articulación del colombiano Alvaro Uribe y el peruano Alan García, ayudados por Estados Unidos, y sumado a las movilizaciones contra Hugo Chávez e incluso la imposibilidad de reelección de Lula, pueden ser preludio de una nueva tormenta neoliberal. Es claro que los grupos concentrados quieren volver a un esquema de concentración y sólo de distribución por derrame.
Mantener un proyecto diferente implica necesariamente profundizar la integración económica. Por el contrario de quienes proponen aislarse de Chávez, sería oportuno estrechar lazos políticos que permitan no caer de nuevo en los designios del FMI y el Banco Mundial.
De hecho, la región logró enfrentar la crisis con costos menores a los países centrales, por lo que las nuevas políticas encaradas representan un proceso que es necesario debatir y defender para sortear los nubarrones y evitar una nueva tormenta neoliberal.
Nos vemos.
Fuente: CASH
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