Opositores: vedetismo e hipocresía


Si la oposición no hiciera vedetismo explícito -como dice Roxana Latorre- y los medios no fueran tan amarillos políticamente, poco es lo que podrían hacer. Juntos, la crema opositora, la crema mediática y la Iglesia Católica montan una muestra de hipocresía notable.

Cuando Mariano Grondona mira a cámara y sostiene impávido, sin que se le caiga la cara: “que conste que yo quiero que a este gobierno (el de Cristina) le vaya bien… porque así nos beneficiamos todos los argenti… etc, etc”, uno se pregunta ¿los seguidores de este señor se doblan en dos de risa o le creen?

Hace años que escucho al Episcopado de la Iglesia Católica oficial de la Argentina cómo se retuerce de dolor ante la miseria y la pobreza. La sufre, la padece, la llora y se encomienda al Señor para que erradique esa lacra. ¿Es la misma Iglesia que fue determinante en el derrocamiento de Perón? ¿Es la misma Iglesia que en estrecha comunión con la gente bien hizo lo imposible en 1955 por erosionar al único gobierno que llevó alivio real a la pobreza y erradicó la indigencia?

¿Se acuerdan de De Angeli cuando le preguntaban por TV antes de la votación en el Senado “¿se está sobornando con dinero a los legisladores? ¿los remisos reciben coimas para votar a favor de las retenciones? El gauchito humilde se escandaliza y ampulosamente dice “no, yo no podría sostener eso”, pero a cartón seguido agrega con un veneno mal disimulado: “eso sí, se ven movimientos raros, reuniones misteriosas, llamadas telefónicas y sugestivas, gente que entra y sale con sobres de sospechoso contenido”.

En estas lides la pitonisa Carrió es una experta. En pleno bolonqui con el campo le susurró a Morales Solá en voz baja y mirando a hurtadillas hacia los costados del estudio de TV: “Kirchner no va a parar hasta que corra sangre”, “Kirchner quiere sangre”. ¿Ese tono de servicio secreto y esa expresión conspirativa tenían la ridícula pretensión de aterrorizar a alguien?.

Lilita, tu gobierno de la Alianza dejó más de 40 cadáveres en el camino. Estuvieron sólo 2 años, no hicieron nada y mataron un montón de gente. Kirchner estuvo 5 años, hizo de todo y no tuvo un solo muerto. Y Cristina Fernández de Kirchner sigue reconstruyendo.

Alguien debería escribir el Gran Tratado de la Hipocresía Nacional.

Entonces desde esta perspectiva, cabe preguntarse ¿Exis­te la es­tra­te­gia de la opo­si­ción? De una, todos apuntan a ser candidatos a presidente en el 2011, por lo tanto existen estrategias diferenciadas.

La agre­si­vi­dad de la doc­to­ra Eli­sa Ca­rrió no sur­ge de su ines­ta­bi­li­dad , emo­cio­nal. Su mo­de­lo es clá­si­co: un ra­di­cal ti­po 1970; ese ra­di­cal tie­ne una com­po­nen­te se­ve­ra­men­te an­ti­pe­ro­nis­ta, por eso su pro­xi­mi­dad a los or­ga­nis­mos cam­pe­ros, y por eso su ele­va­da vi­ru­len­cia ver­bal.

Mar­ga­ri­ta Stol­bi­zer sa­be que si el ra­di­ca­lis­mo no exis­te en la pro­vin­cia de Bue­nos Ai­res, pa­sa a ser una fan­ta­sía en mar­cha ha­cia la ex­tin­ción. Sen­si­ble a la re­pug­nan­cia que la so­cie­dad ma­ni­fies­ta fren­te al con­flic­to y los en­fren­ta­mien­tos, cons­cien­te de que no siem­pre de­be y pue­de po­ner trabas, no apues­ta a una can­di­da­tu­ra pre­si­den­cial an­ti­ci­pa­da y aglu­ti­nan­te, si­no a una ló­gi­ca de cre­ci­mien­to sis­te­má­ti­co.

Ca­rrió, en cam­bio, apro­ve­cha es­ta cal­cu­la­da ti­mi­dez pa­ra arre­me­ter e in­ten­tar arras­trar al con­jun­to, sin de­jar de acu­sar­los a ca­si to­dos de cóm­pli­ces, cons­cien­tes o inconscientes, gra­tui­tos o pa­gos, del Go­bier­no. Tra­za una ra­ya teo­ló­gi­ca, y los que no la si­guen son de­mo­ni­za­dos.

El tercer pro­yec­to pa­ra 2011 sur­ge, co­mo no pue­de ser de otro mo­do, del pe­ro­nis­mo di­si­den­te. Con­fluyen me­ne­mis­tas que no se re­ci­cla­ron y los que la 125 engendró fuera del oficialismo y que denominamos camperos. Co­mo ese pe­ro­nis­mo, encarnado en De Narváez, Solá y Duhalde, no tie­ne, en realidad nun­ca tu­vo, alia­dos en Ca­pi­tal, Mau­ri­cio Ma­cri apor­ta­ba el es­qui­vo dis­tri­to, con­fi­gu­ran­do una alian­za con­ser­va­do­ra de re­la­ti­va ho­mo­ge­nei­dad ideo­ló­gi­ca y com­ple­jos afluen­tes cul­tu­ra­les. Pe­ro ni si­quie­ra esa bi­sa­gra de­ja de re­chi­nar, ya que to­dos as­pi­ran a to­do y por tan­to el acuer­do só­lo es un al­to en la pe­lea por ser el elegido.

Tiene razón Latorre, la po­si­bi­li­dad de jun­tar­le la ca­be­za a to­da la opo­si­ción es­tá de­ter­mi­na­da por un da­to sim­ple: ca­da una de las frac­cio­nes en un ma­no a ma­no con el ofi­cia­lis­mo pier­de. Kirchner esta por encima de todos. Por eso, apelando a la hipocresía, crean un es­pe­jis­mo po­lí­ti­co: jun­tos son más, jun­tos pue­den.

Se­ría ver­dad si es­tu­vie­ran jun­tos, pe­ro só­lo es­tán amon­to­na­dos; de mo­do que só­lo una de las tres frac­cio­nes ven­ce. Es­to es, las otras dos pier­den, y co­mo na­die es­tá men­tal­men­te dis­pues­to a tanta des­hon­ra, an­tes de jun­tar­se, por las du­das, rom­pen. No sea co­sa que la de­rro­ta del Go­bier­no ter­mi­ne sien­do tam­bién la pro­pia. Y eso es lo úni­co que en de­fi­ni­ti­va ter­mi­na con­tan­do.

Nos vemos


Fuente: algo de Alejandro Horowicz y Braga Menéndez

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