Pullaro, la máquina de reformar


Sobre textos de Leo Ricciardino

Dos de tres. No está nada mal. El gobernador Maximiliano Pullaro logró imponer en 11 meses de gobierno las reformas previsional y judicial que le dará la escoba para barrer la Corte Suprema. Sólo le queda la reforma constitucional y podrá cantar cartón lleno. Entre el peso de la mayoría automática en ambas Cámaras y las negociaciones que destrabaron el voto de parte de la oposición; el gobierno de Unidos a veces ni siquiera tiene que sobreactuar el consenso parlamentario. El “sale o sale” se parece al slogan del premio especial del Quini. Está además aquella vieja reflexión del exgobernador José María Vernet: “Es tan tonto estar en contra del gobernador los dos primeros años, como estar a favor los últimos dos”.

El diputado provincial del peronismo Marcos Corach tuvo todo el protagonismo en la construcción de sentido (y de un proyecto) para aumentar a 7 el número de miembros de la Corte Suprema y fijar en 75 años la edad de retiro obligatorio de los ministros del máximo tribunal. Es obvio que el exgobernador Omar Perotti respaldó toda la acción y la votó, por supuesto, como diputado. El peronismo votó dividido en la cuestión y al costado quedaron Miguel Rabbia que proponía -al contrario, reducir a 5 el número de miembros de la Corte-, la diputada Alejandra Rodenas y Lucila De Ponti.

Ahora empieza la danza de nombres para integrar la próxima Corte, el peronismo piensa poner el suyo, el gobierno hará lo propio y el socialismo podría tener, en el futuro, la responsabilidad de cubrir el cupo por género. Y allí también ya hay nombres en danza que son familiares al ámbito judicial. Pero más adelante aún, podría haber nombres más pesados e inesperados para alguna de las vacantes.

Los pliegos comenzarían a llegar a la Legislatura a principios del año próximo. 

Pero con la reforma de la Constitución el escenario se complejiza para el oficialismo. No porque tenga dificultad para conseguir la mayoría especial que declare la necesidad de la reforma sino por las especulaciones propias. Primero, el tema electoral de los 69 convencionales constituyentes con estricta paridad de género que tendrían que ser designados por voto popular. La Libertad Avanza ya le mostró los dientes a Pullaro a través de la diputada Romina Diez que amenazó con coparle la Convención “a puro voto, llenándole las urnas”. El gobernador sacó los votos que sacó en un escenario de dos, todos contra el peronismo. Pero, ¿qué pasaría con un dedo de Javier Milei en esa elección provincial con candidatos propios y dividiendo por tres la escena electoral santafesina?

El otro inconveniente es asegurarse la agenda completa de la Convención, el famoso Núcleo de Coincidencias Básicas que en su momento acordaron Carlos Menem y Raúl Alfonsín para la reforma de la Constitución Nacional de 1994. Nadie es tan suicida como para ir a un debate abierto de la futura constitución sin acuerdos básicos.

Y el otro problema es la reelección del gobernador sin la cual, no tiene realmente sentido tomarse el trabajo de encarar una reforma aunque los protagonistas jamás lo admitan en público. Si Pullaro obtiene la posibilidad de ser reelecto al frente de la Casa Gris, se verá obligado a volver a disputar en su territorio cerrando la puerta a las posibilidades nacionales que estaría en condiciones de explorar para el 2027.

Por eso serán clave estos días para ver los movimientos del oficialismo. Pasado el trago de la reforma judicial, la oposición ya avisó que la pelota está en el campo del gobierno y que dependerá de la enjundia que le ponga al tema, la suerte de la reforma de la Carta Magna de 1962. Es hora de la política, todo lo que se diga en torno a la necesidad de la reforma e incluso al interés de la población en la misma, es decorado de las negociaciones centrales en las más altas esferas del poder en Santa Fe.


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Imagen: Rosario/12

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