Política fiscal expansiva
En esta entrada, planteábamos la necesidad de tener una discusión de fondo sobre la conveniencia de seguir aplicando políticas fiscales expansivas.
Como paso previo al análisis acercamos una brevísima definición sobre la política fiscal. Es una política económica que usa el gasto público y los impuestos como variables de control para asegurar y mantener la estabilidad económica (y entrar en déficit o superávit según convenga). Por lo tanto, es una política en la que el Estado participa activamente, a diferencia de otras como la política monetaria.
La aplicación de políticas fiscales expansivas a partir del 2003 fue necesaria para estimular la demanda agregada, dado que la economía estaba atravesando un período de recesión y necesitaba un impulso para expandirse. La teoría económica dice que es necesario conjugar la herramientas para aumentar la producción (y el empleo) y aumentar la renta disponible de las personas físicas, lo que provocará un mayor consumo y una mayor inversión de las empresas, en conclusión, un desplazamiento de la demanda agregada en sentido expansivo.
Entonces la discusión a que hicimos referencia, apunta a reafirmar el modelo de crecimiento o volver a modelos de quiebra neoliberal.
El grado de oposición planteado a la política de desendeudamiento del Gobierno nacional, a través de la utilización de las reservas del Banco Central, permite entrever el poder de los actores afectados por la administración de los recursos estatales. Si bien el enfrentamiento político genera un clima de aversión al riesgo que perjudica las decisiones de consumo e inversión y debilita la acción de un gobierno que ha dirigido la mayor expansión histórica de nuestra economía, al menos instala un debate que enriquece el pensamiento económico, y exhibe de forma cada vez más elocuente los intereses creados y los mecanismos a través de los cuales se protegen.
Sólo existen dos propuestas alternativas enfrentadas al proyecto oficial: la financiera y la fiscal.
La opción financiera consiste en tomar más deuda de modo crónico y sin reparar en su costo futuro. Se pretende continuar con esta política a pesar del fracaso neoliberal de fines de los años ’70 y de la década de los ’90, cuyas medidas desnacionalizaron la economía e impusieron una lógica de endeudamiento y dependencia de los organismos internacionales de crédito, que a través de sus condicionamientos y de la complicidad del Gobierno condujeron a la peor crisis económica y social de la historia. Hoy los representantes del sector financiero advierten que el uso del 37% de las “reservas de libre disponibilidad” (14% del total de las reservas) alimentará un proceso inflacionario y aumentará el riesgo de embargo de las reservas que plantearían los holdouts.
Por su parte, la propuesta fiscal por la vía de control del gasto (ajuste fiscal) requiere una revisión integral del Presupuesto nacional y, en consecuencia, limita la flexibilidad del Poder Ejecutivo en la administración de los ingresos que eventualmente excedan el gasto total presupuestado. Esto, si bien aportaría mayor control del gasto público, implicaría también reiterar las políticas neoliberales del pasado, en la medida en que utilizar el Presupuesto para el pago de la deuda restaría recursos para salud, educación y obra pública.
No hay casos exitosos de desarrollo económico a través de una política de ajuste y, además, se contrapone a las medidas contracíclicas de aumento del gasto público que permitieron contener la caída del producto y del empleo en un contexto mundial donde 27 millones de personas perdieron sus puestos de trabajo en el 2009. De hecho, la estrategia de alejamiento del Estado de la economía es propia de las naciones subdesarrolladas, mientras que los países más avanzados poseen Estados mucho más participativos en sus mercados.
Por último, el proyecto de los sectores más progresistas del arco político de incrementar la presión tributaria sobre los sectores más rentables y concentrados de la economía requiere cierto grado de poder político que, lamentablemente, en el actual entorno aparece con baja probabilidad de éxito; chocaría con poderosos intereses que ofrecerían una mayor resistencia aún que la que hoy enfrenta el Gobierno.
En simultáneo, ese sector impulsa una auditoría de la deuda pública, tratando de establecer cuál es la proporción de deuda legítima y cuál es la fraudulenta, como actualmente lo realiza Brasil respecto de su pasivo contraído durante los últimos treinta años o en el caso de Ecuador, que a través de esa vía negocia desde el 2007 el pago de sólo la tercera parte del monto total adeudado.
La utilización de reservas, generadas a partir de las políticas productivistas de los últimos ocho años fue empleada en el pago al FMI hace sólo cuatro años. A pesar de que ese desembolso representaba el 35% de las reservas totales, la inflación no se descontroló y la economía siguió creciendo a las mayores tasas de su historia por tres años consecutivos (2006-2008).
Evidentemente, la oposición planteada en estos momentos carece de rigor técnico y revela intereses económicos y políticos que provocan una incertidumbre que lesiona el dinamismo de nuestra economía.
Nos vemos,
Sobre textos de Mariano Kestelboim
Comentarios
Pero me permito señalarle que el riesgo es la aceleracion inflacionaria que segun muchos economistas (algunos del palo) atribuyen a que es por la emision es producto del dolar alto que permite la recomposicion de reservas. Yo no se si este diagnostico es acertado, pero de serlo impacta de pleno en los sostenes del modelo, porque la solucion seria apreciar el tipo de cambio lo que significaria desandar parte del camino emprendido. ¿Algun economista heterodoxo y didactico que de alguna altertiva por favor?