Limites
El giro autoritario de Javier Milei que se evidencia en su decisión de gobernar sin Presupuesto, en nombrar jueces de la Corte Suprema por decreto, en la pelea virulenta con la prensa, en la amenaza de intervenir la provincia de Buenos Aires, tuvo un nuevo pico este sábado cuando en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, sus seguidores liderados por Santiago Caputo, insultaron y agredieron a diputados opositores y periodistas.
Este deslizamiento coincide con alineamiento absoluto de Milei con Trump parece estar operando un corrimiento ideológico en Milei que pasa de un liberalismo clásico que defendía los valores occidentales a la usanza trumpista, que por momentos deriva hacia un fascismo desembozado. De hecho, Santiago Caputo encargó una inquietante encuesta para ver si los argentinos estaban dispuestos a abandonar la democracia por un régimen autoritario, si este les garantizaba estabilidad económica.
La Argentina tiene un gobierno de ultraderecha que desde el día que asumió viene radicalizando y profundizando sus prácticas autoritarias. El punto clave a entender es que no se detendrá en este camino mientras no encuentre un límite externo a sus propios apetitos de poder. Esta semana, Javier Milei profundizó su proyecto de destrucción institucional de tal manera que se puede afirmar que estamos en una nueva etapa.
Frente a esto, sólo cabe decir: no puede haber sorpresa en este nuevo peldaño en la pérdida de nuestra calidad democrática. Milei siempre anunció públicamente su programa de gobierno. Nunca hubo ni ocultamiento ni hipocresía. Lo anunció en la campaña y en los discursos y actos de su primer acto de gobierno. Era posible hallar, entre otras cosas, una constante negación de la legitimidad de los opositores y un rechazo o bajo compromiso con las reglas democráticas. En pocos meses, este gobierno ha avanzando aun más en esas dimensiones, alcanzando niveles cada vez más preocupantes. La pregunta que nos hacemos es: ¿cuál es el límite para no terminar de caer en un régimen abiertamente fascista? ¿ Dónde están los límites y contrapesos necesarios frente a este proceso de erosión democrática?
Sabemos que gobiernos como los del presidente Milei no se detienen por sí mismos sino que avanzan en caminos más autoritarios todo lo que pueden y los dejan.
Hay evidencias concretas para sostener esto cuando aparecen partidos o candidatos de tintes neofascistas, la clave del resultado final de los procesos políticos reside en lo que hagan los partidos políticos opositores y moderados, y actores institucionales con poder como las cortes supremas, jueces, gobernadores. Esperar que estos gobiernos se autolimiten es utópico.
El llamado de atención no es ya al gobierno de Milei, sino a otros actores con poder institucional que están eligiendo hacerse los ciegos y sordos (o los cómplices) en este momento crítico al que hemos descendido, como dijimos antes, un peldaño más en la escalera hacia el fascismo.
La democracia argentina necesita que el Congreso, la Justicia, los gobernadores y las legislaturas provinciales resguarden la democracia, le pongan límites a este gobierno. La conducta de los bloques de la “oposición dialoguista” en el Congreso consiste en la publicación de comunicados de repudio mientras aporta los votos para erosionar la democracia desde adentro.
__
Fuentes: LPO y Letra P
Comentarios