La reforma constitucional de Santa Fe, avanza o no avanza

El clima es la provincia de Santa Fe es denso. Luego de la aprobación de la reforma previsional de manera irregular, desmanes por medio, comenzaron las persecuciones a los que el gobierno consideró responsables de los destrozos y generar un estado de caos. Duro poco el encierro porque las movilizaciones de las distintas agrupaciones comenzaron a presionar con tanta intensidad que tuvieron que poner a todos los detenidos en libertad.

Todos estaban identificados con nombre y apellido y eran requeridos por la fiscal María Laura Urquiza por las refriegas en la Legislatura cuando se votó la reforma previsional que todos los trabajadores rechazaron porque les aumenta los aportes y le da discrecionalidad al gobernador para elevar a sola firma la edad de retiro. Lisa y llanamente la reforma hace caer en los trabajadores y jubilados el peso del déficit que generó la desastrosa administración política y la abultada deuda que se generó cuando el presidente Javier Milei decidió dejar de solventar el quebranto de la Caja como lo establece la ley.

Pero el gobierno provincial está decidido a marcar su paso en este clima de época y no tiene voces disidentes al respecto hacia el interior del Frente Unidos. Es más, el socialismo no sólo votó sin chistar la impopular reforma previsional sino que a través de un proyecto del diputado Rubén Galassi homenajeó a los policías que reprimieron ese día en la Legislatura. Otro gesto que no registra antecedentes en Santa Fe. El gobierno diseña y ejecuta una política de “guapos” y anti obrera acorde a los tiempos que corren.

Incluso, los posteos vinculaban los aprietes modo Bullrich copiados por el gobernador Pullaro.

En ese clima, la legislatura está tratando de imponer agenda para reformar la constitución provincial.

En rigor, es necesaria la reforma, por muchas razones. Sacando el punto de la reelección del gobernador, la provincia tiene un verdadero caos en materia de duración de mandatos. 

Gobernador y vice, senadores y diputados duran cuatro años; las cámaras se renuevan totalmente. Gobernador y vice, cumplen los cuatro años y no tiene reelección. Senadores y diputados son reelegibles cuantas veces quieran; lo mismo ocurre con los intendentes, con los concejales, aun cuando éstos, se renuevan por mitades, también pasa lo mismo. Las comisiones comunales tiene un régimen que los tiempos hicieron obsoletos, por la dinámica misma de la economía, la sociedad, las necesidades de la población y además porque en los dos años que duran los mandatos, no alcanzan a acomodarse que ya tienen que estar pensando en la elección que viene.

Unidos para Cambiar Santa Fe ─un engendro donde conviven el viejo Frente Progresista Cívico y Social (UCR + PDP + Socialismo + GEN y partidos menores) con el PRO y otras expresiones de derecha─ debe moverse rápido, porque las sesiones ordinarias terminan el 30 de noviembre y arrancan en mayo del año siguiente. Si, el 1 de mayo, a contrapelo de todo el país que arranca el 1 de marzo. En ese marco, una eventual sanción de la ley de necesidad de la enmienda y su consiguiente elección de convencionales constituyentes en el primer semestre de 2025, junto a las legislativas locales, disparan un sinfín de cálculos.

Dicen que será una elección de pesos pesados en el oficialismo y también en la oposición. Con el gobernador en la grilla, pero también con la diputada provincial Amalia Granata, la diputada libertaria Romina Diez y hasta el senador peronista Marcelo Lewandowski. Se podrían anotar más (¿Omar Perotti?), pero hasta ahí, esa tríada opositora despierta una alarma a futuro en Unidos.

Pullaro ganó en 2023 con el 58% de los votos, pero solo con Lewandowski como oferta fuerte enfrente. Obtuvo un 30%. Granata rozó los 20%, pero en la categoría legislativa. Romina Diez no compitió en la contienda provincial, pero si decide jugar lo haría bajo el sello de La Libertad Avanza. Ahora, si el cuarteto compite entre sí hay que recalcular y pensar si vale la pena.

Tiene una imagen positiva que supera el 60% en la provincia, pero en ese cálculo electoral se imponen preguntas. ¿El gobernador se ve obligado a revalidar el récord de un millón de votos que sacó el año pasado? ¿Plebiscitaría su gestión? ¿Significa un riesgo innecesario la elección? Que pasaría si no alcanzase el 51% de los votos en las elecciones convencionales?   corre el riesgo de que la oposición se una a fuerza de pragmatismo extremo en la asamblea constituyente y le empioje a Unidos el contenido de la reforma.

Se supo que Lewandowski y Granata ya se juntaron a solas, ¿por qué no podrían establecer un acuerdo, aunque sea momentáneo, para perjudicar al oficialismo? ¿Y si Diez, en el caso de competir, hace su aporte también? Todo alquimia, pero perjudica el sueño de algunos oficialistas.

El otro rasgo, también central, que alienta dudas en el oficialismo es el clima social, que ya no es meramente de expectativa y esperanza por la llegada de un nuevo gobierno a la Casa Rosada, sino que empieza a ser de bronca y rechazo a la política toda. Entonces, ¿con qué ánimo va a ir votar Santa Fe en el primer semestre de 2025? ¿Y si el malestar termina afectando a Unidos pese a la buena imagen de Pullaro?

Ambas inquietudes superan hoy en peso dentro de Unidos al contenido que pueda tener la reforma. La disyuntiva sobre la reelección pasa a un segundo plano en la cabeza del oficialismo. El factor electoral y el clima social son los motivos por los cuales la coalición gobernante duda sobre si este es el momento adecuado para reformar la Constitución. Algunas voces internas van por la negativa y prefieren no arriesgarse en vano. Otras son positivas y consideran que no hay momento más oportuno y único que este para revisar la carta magna. Se decidirá en breve.


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