Optar o elegir


Elegir, sin dudas. Para esto es necesario desactivar la grieta que eligieron los que "se quedaron con un PBI completo" y los "peores administradores de la historia argentina". Lo notable es que se tiran con todo para justificarse. Ayer, por ejemplo, amigos del PRO están haciendo circular un dato que hizo público Fernando Iglesias y tiene que ver con la devaluación. El tópico es "quien devaluó más" si Macri o Cristina. Y así, con todos los temas que se te ocurran.

Lo perverso es que siempre, siempre se retrotraen los pensamientos para comparar. De ahí, a los gritos. El debate es tiempo perdido y diría que es cosa del pasado.

Cristina sin dudas, devaluó más que Macri; aunque hay que analizar las circunstancias. Lo notable es que, Macri está haciendo todo lo que antes criticaba del "modelo" anterior. Cuando hablo de circunstancias me refiero al costo de oportunidades; claro, no es Macri, es el mercado, pero sincerar las variables, como sacar el cepo cambiario, hizo pegar un salto del 64% el valor del dolar en 2015, a los pocos días de asumir.

Podría decirles que a agosto de 2015 el haber mínimo jubilatorio garantizado era de 463 dólares (dolar de 9,28 con el cepo) y seis meses más tarde el HMG era de 324,75 dólares con un dólar de 15,27 (sin cepo). Hoy, si considero aquellos 463 dólares estaríamos hablando de un HMG de casi 18.000 y llegará con suerte a 9.500 en diciembre. ¿Entonces?

La pregunta es a los defensores del gobierno (incluyo a amigos): son racionales al aceptar que la cosa no va? Macri también pecó de demagogo con los sectores poderosos de la economía; le dio no señales, le dio acciones concretas porque le hicieron creer que no era necesario un plan económico, que él era el plan, con su presencia. El mercado, le dio la espalda

En la Argentina existe un régimen económico por el cual la suba del tipo de cambio se traslada inmediatamente al precio de los alimentos. Eso genera angustia en los sectores más humildes de la sociedad. Pero si ese detalle no fuera suficiente para atenderlo con el máximo nivel de prioridad, también se trata de una urgencia política: la desesperación suele generar conductas extremas (saqueos, por ejemplo) que desestabilizan a cualquier gobierno. Sin embargo, en estos días, la Casa Rosada no ha tomado ninguna medida ni emitido ningún mensaje para aliviar esa angustia. ¿Tienen noción de cómo se ve desde allí abajo lo que pasa con el dólar? ¿Registran la presión que esos sectores sociales vienen acumulando con resignación?

En ese sentido, Mauricio Macri ha demostrado tener menos reflejos, o sensibilidad, que sus antecesores. En el año 2002, en el peor momento económico de la historia del país, Eduardo Duhalde forzó a su ministro de Economía, Jorge Sarghini, a destinar dinero que no tenía para que 500 mil argentinos recibieran un subsidio que les permitiera comer. "Si no hacemos eso, no hay país", le dijo.

En 2009, plena crisis internacional, Cristina Kirchner adoptó una iniciativa de Elisa Carrió y puso en marcha la Asignación Universal por Hijo. En 2014, Axel Kicillof devaluó fuertemente la moneda, pero intentó mecanismos compensatorios como los programas Precios Cuidados o Ahora 12. ¿Qué propuesta está haciendo el Gobierno en estos días? ¿Cómo aliviará el aluvión inflacionario que caerá sobre los más pobres?¿Realmente creen que el método consiste en "estimular la libre competencia para que bajen los precios", como explicó hace unas semanas el jefe de Gabinete?

Esa ausencia de iniciativa fue advertida por Bernardo Kosacoff, ex director de la CEPAL, que asesora desde hace años a los principales industriales de la Argentina. El 14 de julio, en el canal de La Nación, explicó lo siguiente: "Es necesario desacoplar el dólar de los alimentos que consumen los más pobres. El ejemplo de la carne es perfecto para entender esto. Cuando la inflación llegaba a los dos dígitos, Moreno fijó un precio máximo que no cubría los costos de producción y prohibió la exportación de carnes. El resultado fue previsible. A los pocos meses pasamos de 65 millones de cabezas a 50 millones. Cuando se redujo la oferta, dejamos de exportar. Pero como el precio era insostenible, también aumentaron los precios. Para resolver esto, había que tomar una medida muy clara: pasar de la media res a los cortes y abaratar así el precio que va a recibir el 10% de la población más pobre. Eso se hace de una manera muy sencilla. Se permite exportar libremente la carne de alta calidad, y se aplica una retención alta a los de más baja calidad para que no se exporte. Se les rebaja el IVA a los cortes populares y se le eleva a los cortes más caros. Quien quiera lomo, que lo pague con precios internacionales e IVA alto. Quien quiera asado, que lo pague muy barato. Se termina así con una relación de precios relativos donde en la Argentina los cortes que consumen los ricos son más baratos que en Brasil, y los que consumen los pobres son más caros".

Kosacoff cree que es muy sencillo implementar una política que derive en una reducción muy dramática del hambre por medio de estos mecanismos, aplicados también al aceite o la polenta. "Es curioso que esto no aparezca en el centro del debate", argumenta.

Macri no quiere oír hablar del tema porque incluye una palabra maldita: retenciones. Ese dogmatismo lo lleva a repetir una y otra vez la palabra ajuste. Quienes le prestaron de manera irresponsable en 2016 y 2017 sin pedirle nada, ahora le exigen todo mientras lo castigan. Las personas que manejan el dinero en el mundo son así: caprichosas, poco informadas, bastante mediocres y capaces de hacer mucho daño. En 2001, sus recetas terminaron con el Gobierno de Fernando de la Rúa. Ningún factor es tan desestabilizador como la conducta del mundo financiero.

¿Reaccionará Macri? ¿Se atreverá a explorar mecanismos alternativos a los actuales, y que le proponen economistas que no son sus enemigos? ¿Aceptará mansamente que el sistema financiero, paulatinamente, lo vaya transformando en Fernando de la Rúa? ¿Se entregará sin pelear?

Muchachos, en el medio de la grieta, la racionalidad.

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