La reforma previsional que plantea el Gobierno tenderá a ensanchar la distancia entre los salarios de los trabajadores activos y los haberes jubilatorios

Hagamos un poco de historia. La madrugada del 20 de agosto de 2010 la Cámara de Diputados aprobó por amplia mayoría la ley que impuso el 82% móvil para los jubilados. Fueron 135 votos a favor, 89 en contra y 17 abstenciones. Después de la aprobación la presidenta Cristina Fernández de Kirchner vetó la ley al calificarla como una trampa para hacer trastabillar a la jubilación pública y forzar a su gobierno a una medida impopular. Mauricio Macri se lo recriminó: “La Presidenta no tiene autoridad moral para decir que no le alcanza la plata, cuando viene despilfarrando recursos en forma cada vez más grotesca”. Hoy ya nadie habla del 82%. Dejó de ser una obsesión para las fuerzas políticas que lo impulsaron en su momento. Por el contrario, la reforma previsional que plantea el Gobierno tenderá a ensanchar la distancia entre los salarios de los trabajadores activos y los haberes jubilatorios, hundiendo cada vez más a estos últimos.