La reforma de la constitución de Santa Fe, una cuestión de egos
Se esta hablando de la reforma de la constitución de la invencible provincia de Santa Fe. Orgánicamente, es probable que haya pronuniciamientos favorables a retocar una de las dos únicas cartas magnas provinciales que no se han modificado desde la recuperación de la democracia, cuando llegó al gobierno Raúl Alfonsín por la UCR
En realidad, se viene hablando desde hace tiempo, casi desde el mismo momento que Jorge Obeid mandara al muere al peronismo con la derogación de la ley de lemas, dando lugar al engendro de las PASO. De una plumaso, se quebró la vida partidaria para elegir a sus candidatos transformando las primarias en una gran encuesta.
Ya pasaron 9 años y pico. Todavía se sigue hablando de la reforma de la constitución por la sencilla razón que se cree que quien la propone quiere quedarse otro mandato y no se dan cuenta que con la reforma se pueden modificar muchas cosas que hacen a la vida democrática de municipios y comunas de la provincia.
Dice Feidman en Rosario/12
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Si se "hila fino" se puede concluir que nunca es tiempo de llevar adelante una reforma constitucional, al menos eso es lo que han considerado a lo largo de tres décadas tanto oficialistas como opositores. Distintos, podría decirse, de sus colegas de una veintena de provincias que en ese mismo lapso han modficado su ley fundamental. Desde ya que ese argumento no se sostiene, del mismo modo que el recurso trillado que apela a "las necesidades y prioridades de la gente" que se usa como escudo para negarle a quién está en el poder la chance de seguir estando en ese lugar un segundo período consecutivo.
Ese es el nudo de la historia, y hasta el día de hoy ningún mandatario ha podido deshacerlo, aunque hubo varios intentos. Tal vez el más extravagante -y perdido en el olvido para la mayoría de los ciudadanos- es el de Carlos Alberto Reutemann, quien en su segundo mandato en la Casa Gris presentó un recurso extraodinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación para que lo habilitara a ir por la reelección.
Ni siquiera la corte de los milagros, de Julio Nazareno y la mayoría automática menemista hizo lugar a semejante osadía: 9 a 0 salió la votación, consiguiendo el Lole otro récord: haber cosechado la unanimidad del máximo tribunal. Justo el gobernador más votado de la historia, aun al día de hoy, pasados 20 años.
El peronismo tenía mayoría en ambas camaras, pero aun así, y por obra de la promiscua Ley de lemas -entre otras razones- no pudo asegurarse una votación favorable para sancionar la ley de la reforma. Frente a eso, Reutemann se inmoló tomando un atajo que no lo llevó al destino deseado.
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Santa Fe tiene una particular construcción administrativa de sus pueblos: municipios de 1ª, municipios de 2ª y comunas que, de acuerdo a la cantidad de habitantes puede tener tres o seis miembros en la comisión comunal. La calificación de municipios de primera y segunda se también por la cantidad de habitantes. Ahora, la diferencia de recursos coparticipables y tiempo para la ejecución de las políticas públicas entre municipios y comunas es notable. Los ejecutivos comunales se renuevan cada dos años. Ni tiempo para desarrollar lo que quieren y los que pueden, se eternizan.
En verdad, la constitución provincial es contradictoria: mientras el gobernador no puede ser reelecto, los legisladores, intendentes y presidentes comunales pueden serlo indefinidamente. ¿Entonces? Es necesario buscar el equilibrio: que todos, desde el gobernador hasta el último presidente comunal pasando por legisladores e intendentes puedan ser reelectos por una vez. No más. Se transforma la política incorporando dirigentes jóvenes que hoy solo son laburantes de territorio para que los enquistados sigan ocupando cargos.
Pero, el cuco es la reelección del gobernador ya que se darse, Lifschitz tiene el camino libre para volver a presentarse. Eso se salvaría con una clausula transitoria (que excluiría de tal derecho a actual mandatario). Técnicamente es así, pero si no sale de boca de Lifschitz, ese punto es tan determinante como la posición que adopten los senadores, fundamentalmente los del PJ, que ya le hicieron sentir a su ex-colega en el período anterior el peso de sus decisiones.
Porque digo que es una cuestión de egos, porque modificarla puede lograr, entre otras cosas, que el mandato de los presidentes comunales sea de 4 años en lugar de 2, que se modifique el artículo 106, bajando a menos de 10.000 habitantes para ser considerados municipios (y que no se tengan que adulterar los censos como en otras épocas), que se modifique el artículo 107 y se cree la figura del viceintendente.
Modificarla va mucho más allá de la corta visión de los que piensan que quien la propone solo piensa en su reelección.
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