Sturzenneger y el fetiche de la tasa


En este artículo planteamos las consecuencias de la política monetaria del Banco Central que había optado por un camino peligroso cuyo efecto inmediato es la desinversión: secar la plaza de pesos excedentes aumentando la tasa de interés. Federico Kucher, en el suplemento Cash de Página/12, analiza la política monetaria desde la perspectiva del  informe de la Cepal que argumenta que la tasa de interés en países de la región no tiene un rol relevante para administrar el proceso inflacionario y genera fuertes tensiones.

El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, ratificó en los últimos días que el país entrará formalmente a un programa de metas de inflación a partir de septiembre. Insistió en que el objetivo de la entidad para este año será cerrar con aumentos de precios cercanos a la meta del 25 por ciento trazada a principios del 2016, conseguir en 2017 una inflación por debajo del 17 por ciento y llegar a 2019 con una cifra del 5. El manejo de la tasa de interés para “coordinar las expectativas de agentes de mercado” será, según el funcionario, el principal instrumento del organismo para avanzar en el proceso de desaceleración de precios. Un reciente trabajo de la Cepal argumenta que la teoría detrás de este esquema monetario de metas de inflación es errónea, que la tasa de interés en países de la región no tiene un rol relevante para administrar el proceso inflacionario y que las economías que aplicaron la propuesta ortodoxa mostraron fuertes tensiones en los últimos años.

“Ya dejamos de discutir los agregados de dinero (la cantidad de dinero en circulación) y ahora nos concentramos en la tasa de interés como herramienta para bajar la inflación. En septiembre vamos a establecer formalmente el esquema de Metas de Inflación. Esta es la regla en los países avanzados. A nadie se le ocurre preguntar cuánto es la base monetaria sino que todos miran de cuánto es la tasa y si está en línea o no con las expectativas de incremento de los precios”, dijo Sturzenneger en la presentación del Programa Monetaria 2016. Agregó que “la idea es que la tasa de interés permita coordinar las expectativas mostrando el compromiso del Central para generar desinflación. No vamos a usar como ancla inflacionaria al tipo de cambio. La Argentina ya utilizó en el pasado al dólar para esto y es un atajo que se paga caro. Es una trampa porque al principio todo se coordina rápido pero después las crisis son más importantes. Nosotros vamos a tener un régimen cambiario con tipo de cambio flotante (que se mueva libremente). Es el que tiene Australia, Nueva Zelanda, Colombia, Chile, Brasil y que les ha funcionado muy bien para disociar precios locales de los internacionales”.

En la actualidad existen 27 países en el mundo que aplican regímenes monetarios con metas explícitas de inflación. Las primeras economías de América latina que pusieron en práctica este esquema fueron Brasil, Chile y Colombia en 1999, México en 2001, Perú en 2002 y Guatemala en 2005. En la Argentina, el ex presidente del Banco Central, Alfonso Prat Gay, intentó avanzar en esta clase de programa monetario en 2004, pero las autoridades del Poder Ejecutivo frenaron la propuesta por considerar que estos esquemas convencionales priorizan la estabilidad de los precios sobre la evolución de la actividad económica y el empleo. El informe de Cefidar “Metas de Inflación: Implicancias para el Desarrollo” elaborado por Martín Abeles y Mariano Borzel explicó que los países que adhieren a la propuesta ortodoxa muestran mayores dificultades para mejorar la distribución del ingreso, al tiempo que la caída de la desocupación y el dinamismo del mercado interno tienen un desempeño menor respecto de las economías que no aplican este esquema convencional.

En el último trabajo de la Cepal “Estructura Productiva y Política Macroeconómica. Enfoques heterodoxos desde América latina” se agregaron argumentos críticos contra el uso del programa monetario que Sturzenegger pretende reflotar en la Argentina, al asegurar que la tasa de interés no es un instrumento relevante para controlar el proceso inflacionario. “La tasa de interés real no impacta en la brecha del producto y, por tanto, esta puede resultar inoperante para manejar la demanda agregada (y los precios de la economía). Un régimen basado en reglas de la tasa de interés es operativo únicamente en un contexto restringido”, apuntó Esteban Pérez Caldentey. Detalló que conseguir que el modelo de metas de inflación tenga algún efecto, incluso en el plano teórico, requiere de intervenciones cambiarias de la autoridad monetaria. “La experiencia de América latina, no obstante, sugiere que estas intervenciones son costosas y refuerzan la paradoja que plantean los modelos de metas de inflación”, cerró.
Nuestro análisis de la pretendida implementación de un nuevo plan Bonex tiene plena vigencia. Ayer, se firmó un compromiso moral con los empresarios de no despedir empleados por noventa días. El gobierno, al igual que el rugby, tira la pelota para adelante.


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