¿Un nuevo Plan Bonex?

Habíamos dicho que una de las alternativas para financiar el déficit fiscal era la emisión monetaria y que ésta, con el correr del tiempo por exceso de numerario en la economía terminaba empujando los precios a la suba. Con una economía dolarizada como la nuestra, es fácil  ver como la opción es resguardarse en una moneda fuerte. Y para romper esa inercia, el Banco Central optó por un camino peligroso cuyo efecto inmediato es la desinversión: secar la plaza de pesos excedentes aumentando la tasa de interés con las LEBAC


El Banco Central definió que la tasa de corto plazo de las letras se ubica en el 38% anual, mientras que a mayor plazo la tasa de interés se reduce a niveles del 32% anual. Con esta diferencia de tasas, los inversores pujaron por colocarse a corto plazo. Lo mismo sucede con la tasa de interés de las posiciones futuras del dólar, es muy alta a corto plazo, y tiene a descender a niveles del 28% anual para las posiciones del segundo semestre.

Además el Banco Central definió un tipo de cambio entre $ 14,50 y $ 15,00; que convive con una tasa de corto plazo del 38% anual. Daria la impresión que, si bajan la tasa de interés, el dólar vuelve a saltar a niveles de $ 16,00. Si la mantiene en este nivel, se cargan de vencimientos a corto plazo, lo que genera problemas.

Los inversores salen de posiciones a plazo fijo que le pagan el 28,5% anual por grandes montos, para colocarse al 38% anual a 35 días de plazo. Esto generó que los plazos fijos en el último año crecieran el 32% y la colocación en Lebac el 66%. Esto genera un desvió de fondos del sector privado al sector público, que termina afectando la actividad económica, por un doble efecto de mayor tasa y menos financiamiento, congelando la actividad económica. Pero hay algo más grave aún, los inversores se colocan a corto plazo, y una suba del dólar podría generar una salida masiva de inversores en busca de dólares, lo que generaría un efecto puerta 12 (todos quieren salir al mismo tiempo, por el mismo lugar).

Ayer vencieron $69.181 millones, un monto récord, y los vencimientos se acumulan cada vez más en el corto plazo. El sistema financiero ya tiene un exceso de $19.000 millones en la posición de efectivo mínimo y empiezan a crecer dudas sobre si Sturzenegger logrará renovar la totalidad de los vencimientos. Por otro lado, no puede seguir subiendo la tasa para hacer más atractiva la letra, porque ya tiene un impacto demoledor sobre la actividad, demorando el regreso del crecimiento.

Las sumas récord preocupan porque esta estrategia antiinflacionaria tiene un triste antecedente. A fines de los 80, hubo una escalada similar de la cantidad de Lebacs y de acumulación de vencimientos. Cuando los bancos perdieron el apetito por posicionarse en estos instrumentos y el Central tuvo que desembolsar la totalidad de los pesos, se disparó la hiperinflación.

Hay versiones que indican que estaría analizando un canje de letras de corto plazo, por bonos en pesos a más largo plazo. Un Plan Bonex que tanto problemas trajo al sistema financiero argentino. Para no alarmar tanto, hablan de canje voluntario. Si es compulsivo sería un grave problema, ya que muchos inversores de buena fe, colocaron sus fondos de corto plazo en las Lebac, y podrían llevarse una sorpresa. Es crucial que sea voluntario, de lo contrario se quebraría la confianza de los inversores, abandonando las colocaciones en pesos yendo al dólar, como bien lo dijo Aldo Pignanelli “Hasta el 2007, cuando asumió Cristina Kirchner, los argentinos guardaban los pesos. Durante todo este tiempo, hasta aquí, con una tasa de inflación del 30% anual, con tasas de interés menores al 20% y una devaluación del 40% anual, es simple de entender porque la gente no guardaba pesos. Es cierto que hay otros países que emiten dinero y no genera inflación; el problema es que Argentina emite una moneda que nadie quiere guardar y cuando uno no quiere esa moneda, el excedente va a productos o al dolar.”

En el fondo, se estarían sincerando las cuentas. Cada vez que el BCRA vende Lebacs, está tomando una deuda del 32,5% al 38% “de gusto”, no es una deuda productiva. Es dinero que el Banco Central toma del mercado para contener la inflación generada por el exceso de emisión que le exige el Tesoro. Por esto mismo se denomina “deuda cuasi fiscal”. Al cambiar las Lebacs por bonos del Tesoro, el Banco Central dejaría de ser responsable por la deuda cuasi fiscal y el Tesoro pasaría a ser el responsable de más deuda fiscal.


Fuente: Salvador Di Stéfano

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