Rosario, jaqueada por una guerra narco


Por Gustavo Carabajal  |  A 40 cuadras del centro rosarino se desarrolla una guerra entre bandas de narcotraficantes que tiene en jaque a esta ciudad y que la policía todavía no puede frenar.

Nadie puede controlar la espiral de violencia que comenzó hace un año, en la que la cantidad de homicidios creció un 40 por ciento el año pasado. Según cifras oficiales, en 2010, en el departamento de Rosario se registraron 119 asesinatos. Pero, en 2011, la cantidad de homicidios llegó a 170.

Si se tiene en cuenta que en lo que va de 2012 ya fueron asesinadas diez personas, la proyección para este año indica que se podrían superar los registros de 2011. Lo preocupante del caso fue que los diez homicidios ocurridos este año se produjeron en los barrios del sur de la ciudad, una zona dominada por narcos y el delito.

Con los balazos que se oyen de fondo este enviado recorrió anteanoche el barrio La Tablada, donde, en sus laberínticos pasillos, una persona es asesinada cada 24 horas.

En la zona delimitada por las calles Uriburu, Ayacucho, Grandoli y la avenida de Circunvalación, los quioscos dedicados a la venta de droga parecen brotar de las paredes. Según los vecinos, sólo en Alem, entre Riva y Centeno, funcionan entre ocho y diez puestos de venta de drogas.

"El negocio es simple y redituable. Un puesto de droga le deja al narco 10.000 pesos por semana. De ese dinero, tiene que descontar entre 2000 y 3000 pesos que debe pagarle a la policía", explicó un vecino del barrio, que solicitó mantener su nombre en reserva.

La policía no ve nada

Durante la recorrida realizada anteanoche y ayer a la mañana, este enviado vio un móvil policial que patrullaba por la calle Ayacucho, pero los uniformados pasaban junto a los puestos de droga sin hacer nada, a pesar de que los vecinos indicaban que allí se vendían estupefacientes.

La Tablada está cerca de Villa Moreno, el barrio donde, el domingo pasado, fueron asesinados tres jóvenes , de entre 17 y 21 años, que militaban en el Movimiento Darío Santillán.

A Jeremías Trasante, Adrián Rodríguez y Claudio Suárez, los mataron tres hombres que llegaron hasta la cancha de fútbol situada en Dorrego y Quintana, se bajaron de un Chevrolet Corsa y les dispararon varias ráfagas de ametralladora.

Ante la sospecha de que estaría involucrado en esta masacre, el juez de Instrucción Juan José Pazos ordenó la captura de Sergio Rodríguez, alias "el Quemado", un ex integrante de la barra brava de Newell's.

Los investigadores habrían determinado que el triple homicidio fue una venganza por el ataque contra Maximiliano, el hijo de Rodríguez, quien fue baleado una hora antes cuando estaba en su auto BMW gris con su novia y una amiga.

Dos testigos que declararon ante el juez Pazos afirmaron que los tres jóvenes fueron asesinados por error, debido a que el blanco de la venganza era un sospechoso que habría sido identificado por fuentes policiales como Ezequiel Valenzuela, quien vive a 30 metros de la cancha, donde ocurrió la masacre.

Anoche se produjo otra batalla de esa guerra entre narcos. Dos hombres atacaron a balazos la casa de "el Quemado" Rodríguez, el prófugo.

"Con el asesinato de Roberto Camino, alias "Pimpi", quien comandó la barra brava de Newell's durante una década, quedó vacante no sólo el liderazgo del grupo más violento de hinchas del equipo de Parque Independencia, sino también se produjo un desequilibrio de fuerzas entre las bandas de la zona sur de Rosario", explicó un funcionario judicial que investigó varios de los homicidios ocurridos en 2011.

Y agregó: "La muerte de Camino fue aprovechada por menores delincuentes que quisieron disputarse el territorio para vender droga. Esos chicos son los que se están matando ahora. Varias de las víctimas tienen entre 17 y 18 años y se las conoce por sus alias, que representan a personajes de series infantiles debido a que ingresaron en el mundo del delito cuando eran chicos".

Según el gobierno provincial, de los 170 homicidios registrados el año pasado, hubo 74 casos en los que esos asesinatos fueron provocados por ajustes de cuentas. Sin embargo, otras fuentes afirman que, en realidad, 140 víctimas fueron asesinadas por la guerra entre bandas.

"Al presentar que la mayoría de los homicidios fueron el resultado de ajustes de cuentas, el gobierno no hace más que cubrir la inseguridad que viven los sectores más humildes de la sociedad. De esta forma los funcionarios se quitan la presión de investigar", explicó el diputado provincial Eduardo Toniolli (FPV).

La Nación intentó comunicarse con las autoridades del área de Seguridad del gobierno provincial, pero el celular del ministro Leandro Corti tenía la casilla de mensajes llena y el jefe de policía, Hugo Tognoli, no respondió..

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