La campaña que pagamos todos

por Silvina Frana

Nuevamente vemos con asombro que las cuentas fiscales provinciales se vuelcan hacia el déficit, apenas transcurridos cuatro meses del presente ejercicio y habiendo recibido 2.060 millones de pesos (un 38.6%) más que el año anterior.

Podría pensarse que el mayor déficit es resultado de un programa importante de inversiones, o de una política inclusiva. Pero esto no es así; analizando el gasto de capital se registra un incremento, pero que de ninguna manera explica la negativa situación fiscal, como tampoco se encuentra la respuesta en las partidas referidas al gasto social o productivo. Por el contrario, la respuesta está en el desmesurado crecimiento del gasto corriente. En este sentido es oportuno aclarar que el ahorro corriente, es decir, la diferencia entre los recursos corrientes y el gasto corriente, pasó de ser superavitario en 71.8 millones de pesos en el primer cuatrimestre del año pasado a tener un déficit de 373.1 millones actualmente.

Este resultado representa una cifra negativa nunca alcanzada en los últimos años, ni siquiera durante 2009 año de crisis- (se registró un déficit corriente de -2,6% del gasto total), más aún si consideramos que esto ocurre en un momento en el cual los recursos crecieron un 38.2% (2.105 millones de pesos) en el cuatrimestre, mientras que superaron la pauta presupuestaria en un 10,0%, de acuerdo con los datos publicados oficialmente. Entonces, cómo se explica semejante déficit. Simple, el gasto corriente creció alrededor de 2.505 millones de pesos (un 47.6%) en el cuatrimestre, con un incremento del gasto en consumo del 44.1%.

Mientras el déficit crece, las obras siguen ausentes. Los acueductos son sólo una ilusión, la Ruta 1 sin novedades, el Puerto avanza lentamente y a paso forzado, la circunvalación oeste sigue postergada, por sólo nombrar algunas de las obras trascendentes para la región. Claramente estamos en presencia de una utilización irresponsable de los fondos públicos.

Lo que es más preocupante, los recursos siguen creciendo como lo están haciendo porque el gobierno provincial sigue recibiendo coparticipación record y una importante recaudación propia. El problema es que si uno incrementa fuertemente el gasto corriente, como en este caso (47,6%), después es mucho más difícil contener el déficit: en algún momento hay que pagarlo.

Podríamos revisar estos conceptos si alguna vez hubieran sido contestados los sucesivos pedidos de informes que solicitan especificación de los gastos realizados, y que seguramente, por no poder explicar, nunca fueron contestados.

No podemos pensar sobre lo que dirían muchos funcionarios socialistas que cuando asumieron criticaron y desconfiaron de la situación fiscal de la provincia; la que tuvieron que admitir luego de una auditoria pedida por ellos. Por entonces empezaron a hablar de la rigidez del gasto corriente y la imposibilidad de aumentar impuestos; no quisiera creer que abandonarán el gobierno con un profundo déficit fiscal, dejando a los próximos gobernantes la tarea de corregir los desmanejos administrativos de la actual gestión, sin que, como contrapartida, se hayan resuelto los problemas de la gente.

Hasta la próxima,

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