La visión de Pinedo sobre el informe WikiLeaks
Que no nos preocupe lo que piensen de nosotros
Ya es hora de que los argentinos serios dejen de angustiarse por lo que los demás piensan de nosotros, especialmente si son representantes de países poderosos, como Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia o Alemania. Ya es hora de que nos preocupemos más por lo que nosotros mismos somos y por lo que decidamos que vamos a ser.
Siempre hubo personajes con temor reverencial por "los importantes", pero los que hicieron de la Argentina un país importante por sí mismo eran personas que por un lado tenían una enorme confianza en nuestro destino y por otro no se sentían menos que nadie. No se llega a ser el quinto país del mundo en ingreso por habitante si no se siente y se actúa de esa manera. Vino la decadencia y ahí empezamos a preguntarnos con preocupación "qué van a pensar de nosotros".
Los cables internos de la diplomacia norteamericana son a los países lo que los comentarios de alcoba serían a la vida privada de cualquier persona. Así que la verdad es que lo primero que sentí frente a esa violación de la intimidad es un desagrado semejante al que siento cuando se ventilan temas personales de amigos o adversarios: vergüenza ajena.
Me molestó que los ojos extranjeros se detuvieran en la familia de algún funcionario o en los temas íntimos de la salud de nuestra presidenta. Es evidente que allí hay problemas de falta de comprensión que preocupan.
No sé si cabe, pero me molestó tal vez más aún leer sobre conversaciones privadas relativas a países hermanos, como Bolivia, porque eso afecta a la política exterior de la Argentina, lo que la Argentina es, en el lugar más importante para nosotros, que es América del Sur.
Creo que nuestro país debería reclamar a los Estados Unidos tener una relación más madura, menos adolescente, más seria que lo que reflejan esos cables, de mayor respeto y de más confianza. Es bastante patético el tono de las misivas. A mí me parece que la Presidenta, después de enojarse, debería reírse, por la superficialidad que demuestra el asunto. Pero luego debería encomendar a funcionarios serios que hagan una tarea de construcción de una relación basada en el respeto y en lo valioso que tienen nuestros países, en una actitud realmente favorable al pluralismo, la diferencia y la libertad, interna y externamente, o en el portentoso mundo de la revolución científica y tecnológica, y en hacer lo necesario para encarar el desarrollo regional con igualdad de oportunidades.
No habría que dedicar un minuto a preocuparnos por lo que otros piensen de nosotros, siempre que dediquemos todos los minutos a ser lo grande que podemos ser y que debemos ser, lo bueno que podemos ser y que debemos hacer. La política exterior es lo que nuestra patria es en relación con los demás. Ahí tenemos afanosamente que encontrar buenos socios y construir desde la confianza, la seriedad, el trabajo y el respeto la autodeterminación, la soberanía política y la sana ambición de seguir siendo argentinos orgullosos de nuestra patria y de nuestro pueblo.
Por Federico Pinedo
Ya es hora de que los argentinos serios dejen de angustiarse por lo que los demás piensan de nosotros, especialmente si son representantes de países poderosos, como Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia o Alemania. Ya es hora de que nos preocupemos más por lo que nosotros mismos somos y por lo que decidamos que vamos a ser.
Siempre hubo personajes con temor reverencial por "los importantes", pero los que hicieron de la Argentina un país importante por sí mismo eran personas que por un lado tenían una enorme confianza en nuestro destino y por otro no se sentían menos que nadie. No se llega a ser el quinto país del mundo en ingreso por habitante si no se siente y se actúa de esa manera. Vino la decadencia y ahí empezamos a preguntarnos con preocupación "qué van a pensar de nosotros".
Los cables internos de la diplomacia norteamericana son a los países lo que los comentarios de alcoba serían a la vida privada de cualquier persona. Así que la verdad es que lo primero que sentí frente a esa violación de la intimidad es un desagrado semejante al que siento cuando se ventilan temas personales de amigos o adversarios: vergüenza ajena.
Me molestó que los ojos extranjeros se detuvieran en la familia de algún funcionario o en los temas íntimos de la salud de nuestra presidenta. Es evidente que allí hay problemas de falta de comprensión que preocupan.
No sé si cabe, pero me molestó tal vez más aún leer sobre conversaciones privadas relativas a países hermanos, como Bolivia, porque eso afecta a la política exterior de la Argentina, lo que la Argentina es, en el lugar más importante para nosotros, que es América del Sur.
Creo que nuestro país debería reclamar a los Estados Unidos tener una relación más madura, menos adolescente, más seria que lo que reflejan esos cables, de mayor respeto y de más confianza. Es bastante patético el tono de las misivas. A mí me parece que la Presidenta, después de enojarse, debería reírse, por la superficialidad que demuestra el asunto. Pero luego debería encomendar a funcionarios serios que hagan una tarea de construcción de una relación basada en el respeto y en lo valioso que tienen nuestros países, en una actitud realmente favorable al pluralismo, la diferencia y la libertad, interna y externamente, o en el portentoso mundo de la revolución científica y tecnológica, y en hacer lo necesario para encarar el desarrollo regional con igualdad de oportunidades.
No habría que dedicar un minuto a preocuparnos por lo que otros piensen de nosotros, siempre que dediquemos todos los minutos a ser lo grande que podemos ser y que debemos ser, lo bueno que podemos ser y que debemos hacer. La política exterior es lo que nuestra patria es en relación con los demás. Ahí tenemos afanosamente que encontrar buenos socios y construir desde la confianza, la seriedad, el trabajo y el respeto la autodeterminación, la soberanía política y la sana ambición de seguir siendo argentinos orgullosos de nuestra patria y de nuestro pueblo.
Comentarios
Un abrazo.
"Por supuesto me chupan los que aprovechan este dato a falta de vacunas antiperonistas que prendan y dan manija sobre lo mal que nos ven en el mundo, aunque estoy de acuerdo con un amigo de la Embajada como lo es Federico Pinedo, por distintos motivos, claro, lo mio es por que creo que no deberíamos escupir para arriba."
"Vamos che, la diplomacia y el espionaje son herramientas del poder que ningún sistema político piensa eliminar. ¿Que es lo que solemos hacer en los blogs respecto a la personalidad de los tipos que diseccionamos?, es mas nos llevamos por chismes."
Por otro lado la mejor respuesta a este entuerto (al mejor estilo Carlos Saul) es la que da berlusconi acerca de sus insensateces: "por desgracia nunca participé en fiestas salvajes", un capo el tano.
Omix, leí el post. Me gustó mucho. Sobretodo porque la farándula política compra espejitos de colores.
Gracias totales a los dos.
Un abrazo