Nos debemos una discusión

“Brasil usó en los últimos dos años 36.000 millones de dólares de sus reservas para apoyar a sus empresas, India recurrió a la utilización de 5000 millones de dólares para financiar obras de infraestructura y China usó 200.000 millones. Tenemos que seguir abogando por una política fiscal expansiva. Nos debemos esta discusión, tanto para este gobierno como para los que vendrán" (Marcó del Pont, 10/03/2010)

La presencia de la presidente del BCRA en la Comisión de Acuerdo del Senado de la Nación mostró crudamente el canivalismo político. Si a eso le sumamos los exabruptos de Carrió las conclusiones son simples: no por no. Ya lo había anticipado Aguad "no podemos cambiar ahora". De manera que si razono que oponerse al pago de la deuda con reservas, es estar a favor del pago de los compromisos con recursos fiscales y con ello marcar el sendero de ajustes fiscales, concluyo que ese el objetivo de los opositores: socavar tanto las bases que empujar para que se caiga es un mínimo esfuerzo.

"A inicios de los noventa el Plan Brady otorgó a Latinoamérica la posibilidad de ingresar nuevamente a los mercados de capitales, y evitar así la monetización de los abultados déficit fiscales. Ello permitió que los gobiernos cambiasen el impuesto inflacionario por mayor deuda pública, lo que a corto plazo implicó bajar drásticamente los niveles inflacionarios de la región. Para evitar la dinámica explosiva que implicaba tomar deuda para financiar déficit fiscales, los gobiernos se comprometían frente al FMI a un conjunto de reformas tendientes a estabilizar las cuentas públicas. Argentina fue partícipe de este cambio de paradigma en América latina, aunque con el toque distintivo que le otorgaba el Plan de Convertibilidad.

De más está decir que Argentina no logró estabilizar las cuentas públicas durante la convertibilidad, algo que se pone en evidencia en el incremento de la deuda pública en 80.000 millones de dólares entre 1991 y 2001 (a un promedio de 8000 millones anuales, además de la venta de YPF), para alcanzar un total de 144.000 millones de dólares, antes del default.

Si bien el plan de convertibilidad arrastrando la cruz de la apreciación cambiaria ya tenía peso propio para fracasar aun con una dinámica de deuda más estable, lo cierto es que la Argentina pasó de la hiperinflación al hiperendeudamiento y su consecuente default, producto de tener cuentas fiscales deficitarias. Es decir, lo que cambió fue la forma de manifestación de la misma crisis fiscal, en los ’80 con inflación, y en los ’90 con endeudamiento y default.

La postconvertibilidad parece un paréntesis de la historia económica argentina. La soja transgénica combinada con el voraz apetito de China y la decisión política de sostener un tipo de cambio competitivo que permita cobrar retenciones y al mismo tiempo poner una valla de contención a las importaciones fueron la fórmula para que Argentina encuentre superávit fiscal y externo por el mayor período de la historia de las últimas décadas, que habilitó un fuerte proceso de desendeudamiento.

El resto de la historia ya se encuentra en los diarios, una política fiscal que nunca dejó de ser expansiva recalentó la de por sí alta demanda agregada, generando inflación y deteriorando las cuentas públicas a punto tal que llevó al Gobierno a perder por completo el superávit fiscal. En efecto, la crisis de 2009 expuso la advertida vulnerabilidad de las cuentas fiscales, y el BCRA comenzó nuevamente a monetizar el déficit fiscal, ahora “camuflado” mediante las utilidades del BCRA.

La historia reciente nos recuerda que la forzada separación de los balances del Banco Central y del Tesoro Nacional tal como imponía la convertibilidad, en un contexto de déficit fiscal, sólo logra evitar la inflación que resulta de la monetización del déficit a costa de un mayor endeudamiento. Dicho de otra manera, sólo posterga el problema para más adelante si no se ataca el problema de fondo, como son las cuentas fiscales deficitarias.

Por lo tanto, “rasgarse las vestiduras” por la independencia del BCRA no asegura evitar la próxima crisis. De hecho, obligar a que el Gobierno se endeude en cantidad y tasas que van más allá de la capacidad de repago futuro puede ser tan (o más) peligroso como la monetización del déficit que se quiere evitar. Ningún camino de financiamiento será sustentable si se parte de cuentas fiscales no sostenibles en el tiempo. Son sólo diversos caminos para un mismo final.

El contexto macroeconómico local y tasas internacionales nulas hace racional e incluso conveniente el pago de la deuda con reservas del BCRA. Pero ello no justifica que ante la completa falta de financiamiento externo, y a tasas congruentes en el mercado interno, lleve al Gobierno a la imprudencia de reemplazar al superávit fiscal por el impuesto inflacionario. De hecho, una política fiscal expansiva y una imprudente política monetaria pueden reactivar niveles de inflación de mayor magnitud, recordando que se parte de un piso del 15 por ciento.

La reactivación económica junto a la buena cosecha otorgan la posibilidad para recuperar el superávit fiscal perdido tras la crisis y excesos del pasado, sin por ello afectar el crecimiento económico. Ello sumado a completa renegociación de la deuda pública en default permitirá recomponer la solidez macroeconómica que asegura el pago de la deuda pública en el tiempo, sin necesidad de apoyarse sobre el impuesto inflacionario."[1]

Nos vemos


[1] entrecomillado textos de Ramiro Castiñeira

Comentarios

Wal ha dicho que…
¿O sea que la unica solucion al problema de la inflacion es el ajuste fiscal? ¿Ud avala esto Filomatas? Porque de ser asi la oposicion estaria en lo cierto en no darle el acuerdo a Marco del Pont.
El problema es la debilidad del Gobierno para imponer a los sectores economicos dominantes una politica impositiva de donde sacar recursos para financiar el deficit.
La 125 es el primer escollo a esta politica que el resultado electoral del 28/6consolido en la esfera institucional. La inflacion es la manera que los poderes facticos muchas veces implementaron frente a la debilidad politica de los gobiernos populares. Este dilema (entre el ajuste fiscal y las politicas redistribucionista que apuntalan su base electoral) es la asignatura mas exigente que tiene el gobierno nacional por delante.
Desde mi modesto conocimiento creo que, como estan dadas hoy las relaciones de fuerza, es hora de recorre el estrecho sendero de evitar el deficit con una politica economica muy afinada para intentar lograr los dos objetivos y llegar con aire economico y politico para relegitimarse en el 2011.

Wal
Claudio Casco ha dicho que…
Wal, el post incorpora un texto de Castiñeira que opera desde Econométrica y lo tomé simplemente porque el mismo avala el pago de la deuda con reservas, precisamente para no distraer fondos fiscales que, de ser utilizados si provocarían un ajuste fiscal que no podremos soportar.

El post aporta elementos de debate que -como dice Marcó del Pont- nos debemos. Salir de la destrucción neoliberal lleva a estas contradicciones en la política que demuestra palmariamente, la tozudez de opositores.

¿Avalaríamos ajustes fiscales que conllevan a mas estallido social? No porque además, cuando el ajuste no sea conducente, terminaríamos financiando el gasto público con créditos a tasas siderales.

Wal, estamos en la misma vereda.Para una mejor comprensión de la línea hay otros post en el blog que pueden aportar elementos de debate: EL OTRO CAMINO y GURUES, BCRA Y EL NEGOCIO DE LA BANCA,

Cordialmente,
Wal ha dicho que…
Gracias por la respuesta. No dude en ningun momento que estamos en la misma vereda. Mi pregunta provocativa no era mas que un recurso retorico para estimular una reflexion suya.
Mi comentario apuntaba al problema de la inflacion que es un problema que hay que abordar. Y no es de facil solucion y creo que es mas determinante que el pago con reservas o no (sin desconocer lo benefioso de pagar con reservas) para el futuro del proyecto nacional.
Pero seguramente sera un tema que no escapara a sus futuros post.

Cordiales saludos

Wal
daniel mancuso ha dicho que…
excelente nota Filo, clara y didáctica, como siempre, un abrazo