Entre la espada y la pared

Habíamos publicado el capítulo 2 de la serie Deuda Externa - El robo del siglo y el comentario de Resentido Común me llevó a una publicación en su blog sobre el tratamiento que hizo Ecuador para descubrir la legitimidad de su deuda externa.

También trató el tema Rafael Bielsa en su columna de Perfil y hace referencia a un pasaje de la mitología griega donde Escila era un monstruo marino de varias cabezas condenado a guardar un estrecho paso marítimo. Habitaba junto a su colega Caribdis, que tragaba torrentes tres veces al día y los devolvía otras tantas veces, adoptando la forma de un remolino que arrastraba lo que se ponía a su alcance. De la narración nació la frase “estar entre Escila y Caribdis”, esto es, entre la espada y la pared. Los “tiempos interesantes” que vivimos también nos dicen que, entre la espada y la pared, la voluntad política puede poner imaginación, voluntad y un día de verdad y justicia.

Todos los análisis que hicimos y haremos como un aporte a la liberación nacional tiene su big bang con el desacato de Pérez Redrado ante la decisión política de realizar un nuevo canje de deuda y el pago de los compromisos de 2010. Pero, en el imaginario colectivo, en la mente de legisladores que vigorosamente ingresaron a un nuevo año de labor parlamentaria hablan de analizar la deuda. Y esta bien. Aunque son otros los tiempos.

La decisión política del gobierno de Alfonsín fue la deuda publica no se toca, tal vez por la enorme presión recibida de la oligarquía y el FMI

Transcurriendo el año 1985, más precisamente en el invierno de ese año, el Citibank enviaba un informe indicando a una serie de empresas públicas argentinas cuantos millones de dólares deberían pagar en un plazo perentorio de 96 horas contados desde el 21/09/1985 en concepto de servicios de sus respectivas deudas externas.

Los números no eran ni parecidos a los que encontraron los investigadores del BCRA luego de la confrontación con el pormenorizado detalle de deuda por deuda, empresa por empresa y vencimiento por vencimiento los diferentes compromisos con entidades financieras extranjeras que debían pagar los organismos estatales.

Cuando uno quiere mirar sin anteojeras, la realidad se muestra siempre en todo su esplendor y los números eran tal cual, por más que sea doloroso para el país. Comprobaron una serie de irregularidades flagrantes. Por ejemplo, que los montos de muchos de los pagos de intereses requeridos por el Citibank no coincidían con los registros de las respectivas empresas públicas intimadas; en otros casos, vieron como bancos del exterior exigían que se efectivizara un pago de servicios ya efectuado.

Por si esto fuera poco, el BCRA -bajo la presidencia de Juan J. A. Concepción- ordenó que cualquier deuda inferiores a 100.000 dolares fuera tomada por buena sin constatación alguna.

Mención aparte para Agua y Energía de la Nación que debió hacerse cargo de compromisos contraídos a pesar de la opinión de sus jerárquicos; la empresa pasó a tener una deuda de 2.500 millones de dólares contra 120 millones de 1976. Vale la pena recordar que como consecuencia de esta política deliberada de vaciamiento, el endeudamiento de las empresas estatales [1] se elevó de U$S 5.189 millones en 1976 a U$S 33.176 millones en 1983, es decir más de 600% en menos de siete años.

Otro botón para la muestra: en aquel informe del 21/09/1985 se incluía el pago del servicio de U$S 1 millón por un semestre de la deuda del Comando en Jefe del Ejercito. Los investigadores del BCRA y empleados del Banco Nación recibieron la orden de no meterse. Secreto total.

Para el economista Asiain, una auditoría de la deuda serviría mucho desde el punto de vista cultural. “Hay una gran mentira de que los argentinos vivimos de lo que nos dieron los extranjeros, nos viven diciendo que debemos honrar las deudas. La sociedad tiene que saber de dónde vino esa deuda. Es un tema relevante para el presente y para el futuro de país

En sintonía tal vez con Bielsa, Norberto Galasso dice: “Hay que investigar y reforzar el poder internacional para decidir en conjunto. A las finanzas internacionales no les importa cuándo se contrajo la deuda. Hay que finalizar este proceso de otra manera, a partir de la unidad latinoamericana, donde todos los países puedan expresar una opinión común frente a los grandes acreedores internacionales que viven de hacer juicios a los Estados”.

“La deuda externa de la Nación ha resultado groseramente incrementada a partir de 1976 mediante la instrumentación de una política económica vulgar y agraviante que puso de rodillas al país a través de los diversos métodos utilizados, que tendían, entre otras cosas, a beneficiar y sostener empresas y negocios privados –nacionales y extranjeros– en desmedro de sociedades y empresas del Estado” (fallo del Juez Ballesteros en la causa Olmos)

Nos vemos,


[1] El informe de Cash, dice que según la causa Olmos, en 1975 la deuda externa tanto pública como privada era de U$S 8.085 millones, mientras que en 1983 ya ascendía a U$S 45.087 millones y dos años después, ya en período democrático, rondaba los U$S 49.000 millones. Las cifras entre informes e informes difieren, precisamente, por el proceso de selección en la auditoría.


Comentarios

Daniel San Cristobal ha dicho que…
Filomata: muy buenos tus aportes sobre la deuda. Resentido común tiene razón.
Lo único que no cerró fue la referencia a Prat Gay sin contextualizar en quién es ese hombrecillo. No es un inocente. Estuvo, y está, vinculado a muchos de los beneficiados en la deuda. Seguro otros tendrán mas que decir. Yo algo escribí en http://danielsancristobal.blogspot.com/2009/03/no-sera-mucho-almirante.html
Saludo tu iniciativa
Resentido común ha dicho que…
Filomata: leí todas las entradas sobre la deuda. Muy buenas! El Congreso debiera emitir un dictámen alguna vez. Lamentablemente no será nada mas que una condena ética y moral a los responsables, debido a las prescripciones correspondientes, pero no vendría mal también en este tema Memoria, Verdad y Justicia. Salu2