Los fondos negros de la prensa independiente
Desde hace décadas, los paraísos fiscales descansan, improductivos, como lagartos al sol. Desparramados por Europa y El Caribe facilitan la evasión y el lavado de dinero. Las Islas Vírgenes Británica y las Islas Caimán son apenas dos de los muchos que se podrían citar. Matilde Ana María Noble Mitre de Saguier y su hijo, Alejandro Julio Saguier, también son dos de los innumerables ejemplos de ricos y famosos que eligieron constituir sociedades en esos pequeños territorios que hacen de la opacidad su razón de ser.
La historia de los principales accionistas del diario La Nación no es nueva, como tampoco son nuevos los problemas que generan los tax haven cuando los gobiernos procuran que los ciudadanos contribuyan a los gastos sociales según la capacidad de sus rentas o de las sus empresas.
En los hechos, la historia comenzó en 1997, cuando el juez en lo penal tributario Javier López Biscayart procesó a Matilde Saguier y al segundo de sus cinco hijos –principales accionistas del matutino– por una presunta evasión agravada, un delito penado con hasta nueve años de prisión. El expediente, con el asesoramiento del ex juez Norberto Marconi, terminó por prescribir. Sin embargo, López Biscayart siguió adelante con la investigación y, tiempo después, los procesó por evasión simple, una figura castigada con penas de entre dos y seis años de prisión. En noviembre de 2008, un fallo de la Sala B de la Cámara en lo Penal Económico revocó los procesamientos y determinó que, en febrero pasado, el magistrado sobreseyera a los Saguier.
Un tejido familiar. Hasta aquí, la crónica de un caso con poca difusión, pero que desnuda las prácticas de buena parte del empresariado local. En primera instancia, López Biscayart había dictado el procesamiento de Matilde Saguier como “autora penalmente responsable del delito de evasión tributaria simple” y de Alejandro Saguier como “partícipe necesario” de la maniobra. La denuncia de la Administración Federal de Ingresos Brutos (Afip) señalaba que la viuda del ex intendente radical Julio César Saguier había imputado 2.482.953 pesos como “otros ingresos exentos o no gravado” en su declaración de ganancias del ejercicio correspondiente al año 2000. López Biscayart fijó el monto de la evasión en 822.000 pesos. Ya en el juzgado, Matilde Saguier argumentó que el dinero correspondía a dividendos recibidos de la sociedad Matilde Saguier Corp, una firma radicada en la Islas Vírgenes Británicas.
El argumento, aunque poco aristocrático, aprovechaba la opacidad que prestan los paraísos fiscales y, al mismo tiempo, apuntaba a sacar ventaja de la legislación local. La estrategia de la defensa era simple. El monto en cuestión ya había tributado en la medida en que se trataba de ganancias pagadas por S.A. La Nación a Mnms Holding S.A., la sociedad propietaria del 65,9% del paquete accionario del matutino, firma que a su vez había distribuido los dividendos entre sus controlantes: Matilde Saguier Corp y Barton Corp –con sede en las Islas Caimán–. El dinero, argumentaron los letrados, nunca había salido del país. Además, invocaron que, según la legislación local, los argentinos titulares de acciones emitidas por compañías del exterior que participan de firmas constituidas en el país no están obligados a pagar por los dividendos distribuidos por la sociedad emisora, en la medida en que estén integrados por ganancias distribuidas por la firma local.
La “mujer agradable”. La justificación, sin embargo, no convenció a López Biscayart, quien consideró que Matilde Saguier Corp habría sido una estructura que existió y se desenvolvió en un plano meramente formal. En otras palabras: una pantalla para eludir al fisco. El juez fue más lejos y sostuvo que Matilde Saguier disminuyó la base imponible del impuesto a partir de un “insostenible encuadre exentivo” y que, advertida de la situación, rectificó su declaración original “imputando dichas sumas a impuestos mediante la utilización fraudulenta de beneficios fiscales”. Esto último porque, en la segunda de sus tres rectificatorias impositivas, pretendió demostrar que la suma era una deuda que Matilde Saguier Corp. tenía con Barton Corp. Apoyado en la indagatoria, López Biscayart sostuvo que la mujer no manejaba su patrimonio ni tomaba decisiones en las empresas en las cuales era accionista al momento del procesamiento. “Una mujer agradable al trato, sensible hacia lo humanístico, pero con escasa habilidad para los negocios, como ella misma la reconoce”, la describió el magistrado. De allí que decidiera el procesamiento de Alejandro Julio Saguier como “partícipe necesario”.
Según consta en la causa, seis meses después de que S.A. La Nación decidiera el reparto de las utilidades, Matilde de Saguier retomó las acciones de Mnms Holding S.A. y las aportó a un fideicomiso hereditario constituido en Nueva York, bajo la denominación Matilde Ana María Noble de Mitre de Saguier Living Trust. Una verdadera madeja que, según el relato de quienes conocen la historia familiar, comenzó a tejerse a principios de los años ’90, cuando Matilde de Saguier y sus hijos se quedaron con la mayor parte del paquete accionario del diario, tras desplazar de la posición a la familia Mitre –con excepción de Bartolomé “Bartolito” Mitre, quien se negó a vender su parte–. Una operación que produjo desplazamientos en la redacción del matutino y muchos comentarios en el ambiente periodístico. Hoy, a los 46 años, Julio César Saguier –accionista de la sociedad– preside el directorio, secundado en la vicepresidencia por Alejandro. Matilde Ana María Noble Mitre de Saguier, Bartolomé “Bartolito” Mitre, Alberto Gowland Mitre, José Claudio Escribano y Luis María Saguier integran el directorio.
Final oscuro. La saga impositiva, finalmente, se resolvió a favor de los Saguier. La Sala B de la Cámara en lo Penal Económico –integrada por Marcos Grabivker, Carlos Pizzateli y Roberto Hornos– revocó los procesamientos y dejó sin efecto los embargos por 10 millones de pesos que había fijado el juez instructor. En la sentencia, los integrantes del tribunal de alzada consideraron que las utilidades repartidas por S.A La Nación ya habían tributado el impuesto a las ganancias, aunque admitieron que la opacidad de los paraísos fiscales no permite determinar el origen y la composición real de los dividendos distribuidos por las sociedades allí constituidas.
Nos vemos
Fuente: SUR
La historia de los principales accionistas del diario La Nación no es nueva, como tampoco son nuevos los problemas que generan los tax haven cuando los gobiernos procuran que los ciudadanos contribuyan a los gastos sociales según la capacidad de sus rentas o de las sus empresas.
En los hechos, la historia comenzó en 1997, cuando el juez en lo penal tributario Javier López Biscayart procesó a Matilde Saguier y al segundo de sus cinco hijos –principales accionistas del matutino– por una presunta evasión agravada, un delito penado con hasta nueve años de prisión. El expediente, con el asesoramiento del ex juez Norberto Marconi, terminó por prescribir. Sin embargo, López Biscayart siguió adelante con la investigación y, tiempo después, los procesó por evasión simple, una figura castigada con penas de entre dos y seis años de prisión. En noviembre de 2008, un fallo de la Sala B de la Cámara en lo Penal Económico revocó los procesamientos y determinó que, en febrero pasado, el magistrado sobreseyera a los Saguier.
Un tejido familiar. Hasta aquí, la crónica de un caso con poca difusión, pero que desnuda las prácticas de buena parte del empresariado local. En primera instancia, López Biscayart había dictado el procesamiento de Matilde Saguier como “autora penalmente responsable del delito de evasión tributaria simple” y de Alejandro Saguier como “partícipe necesario” de la maniobra. La denuncia de la Administración Federal de Ingresos Brutos (Afip) señalaba que la viuda del ex intendente radical Julio César Saguier había imputado 2.482.953 pesos como “otros ingresos exentos o no gravado” en su declaración de ganancias del ejercicio correspondiente al año 2000. López Biscayart fijó el monto de la evasión en 822.000 pesos. Ya en el juzgado, Matilde Saguier argumentó que el dinero correspondía a dividendos recibidos de la sociedad Matilde Saguier Corp, una firma radicada en la Islas Vírgenes Británicas.
El argumento, aunque poco aristocrático, aprovechaba la opacidad que prestan los paraísos fiscales y, al mismo tiempo, apuntaba a sacar ventaja de la legislación local. La estrategia de la defensa era simple. El monto en cuestión ya había tributado en la medida en que se trataba de ganancias pagadas por S.A. La Nación a Mnms Holding S.A., la sociedad propietaria del 65,9% del paquete accionario del matutino, firma que a su vez había distribuido los dividendos entre sus controlantes: Matilde Saguier Corp y Barton Corp –con sede en las Islas Caimán–. El dinero, argumentaron los letrados, nunca había salido del país. Además, invocaron que, según la legislación local, los argentinos titulares de acciones emitidas por compañías del exterior que participan de firmas constituidas en el país no están obligados a pagar por los dividendos distribuidos por la sociedad emisora, en la medida en que estén integrados por ganancias distribuidas por la firma local.
La “mujer agradable”. La justificación, sin embargo, no convenció a López Biscayart, quien consideró que Matilde Saguier Corp habría sido una estructura que existió y se desenvolvió en un plano meramente formal. En otras palabras: una pantalla para eludir al fisco. El juez fue más lejos y sostuvo que Matilde Saguier disminuyó la base imponible del impuesto a partir de un “insostenible encuadre exentivo” y que, advertida de la situación, rectificó su declaración original “imputando dichas sumas a impuestos mediante la utilización fraudulenta de beneficios fiscales”. Esto último porque, en la segunda de sus tres rectificatorias impositivas, pretendió demostrar que la suma era una deuda que Matilde Saguier Corp. tenía con Barton Corp. Apoyado en la indagatoria, López Biscayart sostuvo que la mujer no manejaba su patrimonio ni tomaba decisiones en las empresas en las cuales era accionista al momento del procesamiento. “Una mujer agradable al trato, sensible hacia lo humanístico, pero con escasa habilidad para los negocios, como ella misma la reconoce”, la describió el magistrado. De allí que decidiera el procesamiento de Alejandro Julio Saguier como “partícipe necesario”.
Según consta en la causa, seis meses después de que S.A. La Nación decidiera el reparto de las utilidades, Matilde de Saguier retomó las acciones de Mnms Holding S.A. y las aportó a un fideicomiso hereditario constituido en Nueva York, bajo la denominación Matilde Ana María Noble de Mitre de Saguier Living Trust. Una verdadera madeja que, según el relato de quienes conocen la historia familiar, comenzó a tejerse a principios de los años ’90, cuando Matilde de Saguier y sus hijos se quedaron con la mayor parte del paquete accionario del diario, tras desplazar de la posición a la familia Mitre –con excepción de Bartolomé “Bartolito” Mitre, quien se negó a vender su parte–. Una operación que produjo desplazamientos en la redacción del matutino y muchos comentarios en el ambiente periodístico. Hoy, a los 46 años, Julio César Saguier –accionista de la sociedad– preside el directorio, secundado en la vicepresidencia por Alejandro. Matilde Ana María Noble Mitre de Saguier, Bartolomé “Bartolito” Mitre, Alberto Gowland Mitre, José Claudio Escribano y Luis María Saguier integran el directorio.
Final oscuro. La saga impositiva, finalmente, se resolvió a favor de los Saguier. La Sala B de la Cámara en lo Penal Económico –integrada por Marcos Grabivker, Carlos Pizzateli y Roberto Hornos– revocó los procesamientos y dejó sin efecto los embargos por 10 millones de pesos que había fijado el juez instructor. En la sentencia, los integrantes del tribunal de alzada consideraron que las utilidades repartidas por S.A La Nación ya habían tributado el impuesto a las ganancias, aunque admitieron que la opacidad de los paraísos fiscales no permite determinar el origen y la composición real de los dividendos distribuidos por las sociedades allí constituidas.
Nos vemos
Fuente: SUR
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