El gran hermano imposible
Marcelo Tinelli, como el periodismo independiente, puede burlarse de los políticos pero nunca del poder real del que son parte como integrante de reparto (Tinelli) o voceros como los segundos.
Por eso es impensable un Gran Cuñado donde entren a la casa los integrantes del poder económico. ¿Alguien puede imaginarse que los protagonistas de Gran Cuñado sean Gustavo Grobocopatel, Paolo Rocca, Luis Pagani, Cristiano Ratazzi, Julio Werthein, Enrique Eskenazi, Eduardo Eurnekian, Jorge Brito, Héctor Méndez, Eduardo Elsztain, Carlos Pedro Blaquier, Amelita de Fortabat, entre otros?
O un Gran Cuñado mediático, en el que convivieran Ernestina Herrera de Noble, Julio César Saguier, Matilde Ana María Noble Mitre de Saguier, Alejandro Luis Saguier, Jorge Fontevecchia, Héctor Magnetto, Gerardo Ferreyra, Osvaldo Acosta, José Luis Manzano, Daniel Vila, Antonio Mata, con sus periodistas estrellas como Joaquín Morales Solá, Mariano Grondona, Ricardo Kirschbaum, Eduardo Van Der Kooy, Ricardo Roa, Nelson Castro, José Pepe Eliaschev, Jorge Lanata, Ernesto Tenembaum, o columnistas como Marcos Aguinis, Beatriz Sarlo, Santiago Kovadloff, Magdalena Ruiz Guiñazú.
No se haga ilusiones. Esto es imposible. Sería intentar violar la ley de gravedad económica. En términos vulgares: con el poder económico y el mediático no se jode.
Incluso en la actual versión de Gran Cuñado, Marcelo Tinelli introduce en la casa a Alfredo de Ángeli, un sojero que alquila 800 hectáreas y es funcional a los sectores concentrados y no a un personaje tan caricaturizable como el entrerriano pero integrante del poder real como el presidente de la Sociedad Rural Hugo Biolcatti.
La estudiantina de Tinelli proseguirá, con su humor apuntando siempre a alguien tomado como punto, con pasajes escatológicos, con gritos destemplados, transmitido por Canal 13 del Grupo Clarín, con libretos de Nik, el humorista de La Nación. Con rating record. Con la misma densidad mínima de los libros de Aguinis. Equivalente a “la verborragia” de Reutenmann. Con la expresividad de Binner. Y con la idea publicitaria de la eficiencia ejecutiva sin ideología de los empresarios Macri y De Narváez. Con las visiones apocalípticas de Elisa Carrió.
Por eso, a dieciséis años de su muerte, cuando sólo tenía 38 años, las palabras de Germán Abdala resuenan con más fuerza: “Hay que volver a hacer creer que la política sirve, porque este es tal vez el triunfo más alto de ellos, o sea de los poderosos, de los que no necesitan la política para manejar el poder, porque tienen el dinero, tienen las armas, tienen todo eso. El pueblo necesita la política para ponerle reglas de juego a ellos.”
Nos vemos
Roberto Presman, Revista Zoom, fragamento. Texto completo.
Por eso es impensable un Gran Cuñado donde entren a la casa los integrantes del poder económico. ¿Alguien puede imaginarse que los protagonistas de Gran Cuñado sean Gustavo Grobocopatel, Paolo Rocca, Luis Pagani, Cristiano Ratazzi, Julio Werthein, Enrique Eskenazi, Eduardo Eurnekian, Jorge Brito, Héctor Méndez, Eduardo Elsztain, Carlos Pedro Blaquier, Amelita de Fortabat, entre otros?
O un Gran Cuñado mediático, en el que convivieran Ernestina Herrera de Noble, Julio César Saguier, Matilde Ana María Noble Mitre de Saguier, Alejandro Luis Saguier, Jorge Fontevecchia, Héctor Magnetto, Gerardo Ferreyra, Osvaldo Acosta, José Luis Manzano, Daniel Vila, Antonio Mata, con sus periodistas estrellas como Joaquín Morales Solá, Mariano Grondona, Ricardo Kirschbaum, Eduardo Van Der Kooy, Ricardo Roa, Nelson Castro, José Pepe Eliaschev, Jorge Lanata, Ernesto Tenembaum, o columnistas como Marcos Aguinis, Beatriz Sarlo, Santiago Kovadloff, Magdalena Ruiz Guiñazú.
No se haga ilusiones. Esto es imposible. Sería intentar violar la ley de gravedad económica. En términos vulgares: con el poder económico y el mediático no se jode.
Incluso en la actual versión de Gran Cuñado, Marcelo Tinelli introduce en la casa a Alfredo de Ángeli, un sojero que alquila 800 hectáreas y es funcional a los sectores concentrados y no a un personaje tan caricaturizable como el entrerriano pero integrante del poder real como el presidente de la Sociedad Rural Hugo Biolcatti.
La estudiantina de Tinelli proseguirá, con su humor apuntando siempre a alguien tomado como punto, con pasajes escatológicos, con gritos destemplados, transmitido por Canal 13 del Grupo Clarín, con libretos de Nik, el humorista de La Nación. Con rating record. Con la misma densidad mínima de los libros de Aguinis. Equivalente a “la verborragia” de Reutenmann. Con la expresividad de Binner. Y con la idea publicitaria de la eficiencia ejecutiva sin ideología de los empresarios Macri y De Narváez. Con las visiones apocalípticas de Elisa Carrió.
Por eso, a dieciséis años de su muerte, cuando sólo tenía 38 años, las palabras de Germán Abdala resuenan con más fuerza: “Hay que volver a hacer creer que la política sirve, porque este es tal vez el triunfo más alto de ellos, o sea de los poderosos, de los que no necesitan la política para manejar el poder, porque tienen el dinero, tienen las armas, tienen todo eso. El pueblo necesita la política para ponerle reglas de juego a ellos.”
Nos vemos
Roberto Presman, Revista Zoom, fragamento. Texto completo.
Comentarios
Bah!!! Mejor que yo lo dice JUAN DOMINGO PERON (Modelo Argentino para el Proyecto Nacional)
"A pesar de que prácticamente los dos tercios de la opinión ciudadana soportó décadas de prédica destructiva, mantuvo una monolítica unidad de convicción. Cuando se conserva una profunda fe en ideas y valores, la coerción externa no puede impedir que se desarrollen mecanismos informales de comunicación directa. Los medios de comunicaciones masivos se incrementaron, pese a ser sometidos a restricciones selectivas que respondían a los intereses de las filosofías dominantes. Pueden destruir los medios formales, pero no puede hacer lo mismo con aquéllos cuya energía de transmisión de información nace del poder de la ideología del grupo".
Saludos