Profundizar el cambio
Pululan políticos de diversas historias y procedencias, desarrollando estilos comunicacionales aparentemente objetivos y representantes de economías facciosas que apuestan a recrear un Estado sin capacidad de pensar el conjunto de la Nación, cuando es necesario transformarlo en el sentido contrario, sacudiéndose sus modos neoliberales y su debilidad institucional.
Sus narrativas del presente se inspiran en las injusticias y desigualdades del pasado.
En el inconsciente colectivo de la restauración se halla emplazado el pensamiento de que la “llegada visible de la crisis” equivaldría a una admonición mesiánica que se encargaría de derrotar a los frágiles gobiernos a martillazos del Dow Jones y drásticos patrullajes del Nasdaq. Ninguna conciencia parecen tener de que esas catástrofes en el centro del mundo se han llevado consigo los paradigmas sobre los que construyeron sus capitales político-intelectuales.
No se atreven a reconocer que la demora y cierta “suavidad” relativa de la crisis en Argentina se vincula con las políticas gubernamentales de moderada desconexión de las lógicas financieras del capitalismo contemporáneo.
Los restauradores repiten sus axiomas ya fallidos y no trepidan en solicitar el fin de la desconexión: volver al seno del FMI es ya una consigna de batalla. El gobierno se halla en medio de una tormenta social y política –local e internacional- acerca de la cual, tanto como no se puede aceptar que la haya provocado en lo que tiene de incierta, tampoco es posible dejar de ver en sus medidas más atrevidas el origen de las hirientes esquirlas que recibe como respuesta y debe afrontar.
Con sus diferencias y particularidades, los procesos bolivianos, venezolanos, brasileros, ecuatorianos, cubanos, uruguayos, chilenos, paraguayos, nicaragüenses, salvadoreños, no nos dejan pensar que esta hora latinoamericana va a ceder su horizonte de realizaciones ante la agresión mancomunada de las nigromantes y los hechiceros del retroceso. Y sabemos que la difícil encrucijada económica y social no puede sortearse sin la composición de tramas políticas, económicas y culturales de alcance regional.
El ciclo abierto en el 2003, no sin titubeos, produjo una diferencia con las formas de gobernabilidad anteriores, diferencia surgida de la lectura de los acontecimientos de 2001, cuando el protagonismo popular sancionó el fin de aquellas formas. Fue reconstituyente en el tipo de encuentro que propició con los movimientos sociales (entrecruzamiento de diálogos y no de medidas represivas), en el planteo de núcleos centrales para una sociedad justa (desde la enunciación de una pendiente redistribución del ingreso hasta la extensión de los derechos jubilatorios y la reposición de la movilidad de los haberes), desde la innovación en políticas de defensa hasta la decisión de no rendir ante el altar de la crisis los sacrificios tradicionales del trabajo y del salario.
Nos vemos.
Sus narrativas del presente se inspiran en las injusticias y desigualdades del pasado.
En el inconsciente colectivo de la restauración se halla emplazado el pensamiento de que la “llegada visible de la crisis” equivaldría a una admonición mesiánica que se encargaría de derrotar a los frágiles gobiernos a martillazos del Dow Jones y drásticos patrullajes del Nasdaq. Ninguna conciencia parecen tener de que esas catástrofes en el centro del mundo se han llevado consigo los paradigmas sobre los que construyeron sus capitales político-intelectuales.
No se atreven a reconocer que la demora y cierta “suavidad” relativa de la crisis en Argentina se vincula con las políticas gubernamentales de moderada desconexión de las lógicas financieras del capitalismo contemporáneo.
Los restauradores repiten sus axiomas ya fallidos y no trepidan en solicitar el fin de la desconexión: volver al seno del FMI es ya una consigna de batalla. El gobierno se halla en medio de una tormenta social y política –local e internacional- acerca de la cual, tanto como no se puede aceptar que la haya provocado en lo que tiene de incierta, tampoco es posible dejar de ver en sus medidas más atrevidas el origen de las hirientes esquirlas que recibe como respuesta y debe afrontar.
Con sus diferencias y particularidades, los procesos bolivianos, venezolanos, brasileros, ecuatorianos, cubanos, uruguayos, chilenos, paraguayos, nicaragüenses, salvadoreños, no nos dejan pensar que esta hora latinoamericana va a ceder su horizonte de realizaciones ante la agresión mancomunada de las nigromantes y los hechiceros del retroceso. Y sabemos que la difícil encrucijada económica y social no puede sortearse sin la composición de tramas políticas, económicas y culturales de alcance regional.
El ciclo abierto en el 2003, no sin titubeos, produjo una diferencia con las formas de gobernabilidad anteriores, diferencia surgida de la lectura de los acontecimientos de 2001, cuando el protagonismo popular sancionó el fin de aquellas formas. Fue reconstituyente en el tipo de encuentro que propició con los movimientos sociales (entrecruzamiento de diálogos y no de medidas represivas), en el planteo de núcleos centrales para una sociedad justa (desde la enunciación de una pendiente redistribución del ingreso hasta la extensión de los derechos jubilatorios y la reposición de la movilidad de los haberes), desde la innovación en políticas de defensa hasta la decisión de no rendir ante el altar de la crisis los sacrificios tradicionales del trabajo y del salario.
Nos vemos.
Comentarios
Te invito a leer "los consensos del agropower" escrito por Horacio Verbitsky en el Página de hoy.
Dice que a la muerte del líder radical, la sociedad extraña al padre de la democracia y al hombre de los consesnsos. Pero recordemos que en el 87, a la hora de defender la democracia, tal presidente tuvo el respaldo de la oposición peronista, de la mano de Cafiero. Hoy pasa exactamente lo contrario.No puede la CFK apelar ni a la Carrió, ni a la Margarita, ni al Morales, y mucho menos, a varios de los que eran nuestros y se vendieron por unos porotos de soja... Sin embargo SI hubo consensos... la fórmula CFdeK - Cobos, fue una fórmula de consensos... y es ostensible quién la quebró.
Entonces... ¿qué les pasa a algunos argentinos? La gente que se expresa en los medios quiere los valores del viejo, pero no son capaces de ceder un tranco de piojo para lograr ese consenso... En realidad, quieren algo diferente: que la presidenta claudique... pero eso es lo que hizo Alfonsín reiteradas veces, y consiguió la pérdida paulatina del poder.
Está visto que ni la debilidad de Alfonsín, -que no tocó los latifundios y las ganancias extraordinarias, que pagó una deuda ilegítima, que cedió a los reclamos de los militares y del agro, que habilitó a Menem para la re-elección- ni la firmeza de la actual presidenta, conforma a la ciudadanía.
En mi opinión, la pregunta del millón es ¿qué candidato democrático es la opción de la CFK? No veo ninguno mejor que ella... a pesar de sus errores.
Te mando un abrazo! Muy bueno tu blog!!!
Mona
Ah! fijate que nombran a mi blog en Crítica: http://www.criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=21270
Esperá a que se le abra una necesidad al grupo y vas a ver como empiezan ellos a buscar -de verdad- dialogo y consenso...