"El hastío", la vieja herramienta para derrocar gobiernos
Hastío:
cansancio,
desgano,
desinterés,
indiferencia,
repugnancia,
fastidio,
tedio,
fatiga,
apatía,
indolencia,
disgusto.
Nadie es ingenuo sobre “el menú” que nos ofrece, minuto a minuto, la pantalla de nuestro televisor y la tapa de los diarios.
Podríamos preguntarnos -por ejemplo- si la misma cantidad de horas que los canales y diarios nacionales le dieron (y le dan) al tema del campo, se la hubiesen proveído a temas como el “paco”, o la corrupción policial.
Si así hubiera sido, cabría entonces preguntarnos cuál sería el escenario actual y cuánto habrían colaborado con ello, para la disminución de la violencia. Pero claro, ese no es su objetivo.
Para dar sólo un ejemplo más, cada requisitoria periodística sobre el tema “dengue”, tiene implícita la búsqueda de responsables. Sólo algunos, dan prioridad a la información didáctica.
Y entonces, aparecen nuevamente las preguntas: ¿Los periodistas…, qué hicimos para prevenir esta epidemia?. ¿Estábamos muy ocupados haciendo operaciones electorales?. ¿Vivíamos en otro país?. ¿No era negocio, no daba rating hablar sobre el mosquito…?. El que quiera entender…, que entienda.
Pero hablando de violencia, todo da a pensar justamente, que los medios y sus caras visibles, se han mimetizado con un maquiavélico plan para inducirnos hacia el “hastío”.
La caída de Isabelita; del propio Raúl Alfonsín (quien entregó su mandato por deterioro de poder); ó de Fernando De la Rúa, fueron la consecuencia no sólo de hechos puntuales y conocidos, sino que a los mismos se les sumó el fastidio y la fatiga de lo que podríamos llamar clase media y media alta.
Cuando dichos sectores sociales llegan al “hastío”, buscan un cambio sin medir consecuencias y hasta otorgan a “nuevos actores”, poderes que pueden variar desde la devaluación el peso que convenga a los representantes de la especulación, reendeudar al país, reprimir y hasta matar. Todo vale, si el resultado es salir de esa sensación angustiante. Todo es válido, cuando el desgano se instala como moneda corriente.
Esta semana, tras el brutal asesinato de un hombre en Lanús, los vecinos de la zona golpearon salvajemente a un fiscal que se acercó al lugar.
Más tarde, también fue agredido el Secretario de Seguridad de la Municipalidad de Lanús, que tuvo que abandonar la zona de la misma manera que el Fiscal, aunque no fue golpeado con tanta dureza.
Mientras se juntaba cada vez más gente, los insultos pasaron a empujones y éstos, a golpes de puño en una escena ya completamente fuera de control. Finalmente apareció el coro de: “que se vayan todos”.
La clase media, mejor dicho “el hastío” de los vecinos, sumados a pedidos absolutamente justos, no midieron acciones brutales contra autoridades judiciales, municipales y policiales. La irracionalidad dijo “presente”.
Ahora bien, es dable preguntarse si los medios masivos de comunicación, junto con la suma des algunos dirigentes apocalípticos, mensuran su actuar. En lo estrictamente personal, no solamente creo que sí.
Su objetivo concreto desde hace un año, no es reflejar todas las caras de la realidad, sino buscar a través de sus mejores interlocutores, la mejor forma de hacer llegar al “hastío”. El objetivo, claramente no es otra cosa que “el hastío”.
Cuando apareció la posibilidad de adelantar las elecciones legislativas, sentí alivio. Sin importar el resultado, la percepción fue –justamente- que se acortaba esta “campaña sucia”. Se acortaba la sutil campaña de la irritación.
Los sectores que no están dispuestos a redistribuir la riqueza, utilizando a los Buzzi, los Morales, los Carrió y tantos más, que se esconden detrás de un proyecto en donde coinciden tanto Eduardo Duhalde, Julio Cobos y por que no, el Cardenal Bergoglio, sintieron que se les frustraba un objetivo.
El Gobierno Nacional (o Néstor Kirchner) advirtiendo este fenómeno, redobló la apuesta. Una elección legislativa intermedia, no es de interés para el conjunto de los votantes. Los “K” buscaron darle un carácter diferente. La aparición de los “candidatos testimoniales”, le impone otro objetivo al cuarto oscuro y además, refresca la esperanza de un cambio que es, justamente, la contracara del “hastío”.
Es así entonces, como el voto aparece con un nuevo significado y sin importar la cantidad de escáneos que se puedan ganar o perder, el oficialismo juega buscando el interés electoral y en contra de aquellos emisores que, de la boca para afuera, dicen respetar los tiempos institucionales pero que en la práctica diaria, hacen lo imposible para prender la mecha que derrumbe a Cristina.
Lo más tiste, es que tal vez son demasiados los comunicadores que están embarcados en este plan. Ellos, seguramente se salvarán y hasta recibirán “premios” por parte de los promotores de la barbarie. Nosotros, si se cumple lo expresado, volveremos a canjear “hastió” por muertes y nuevos beneficios a los “históricos” poderes antidemocráticos.
cansancio,
desgano,
desinterés,
indiferencia,
repugnancia,
fastidio,
tedio,
fatiga,
apatía,
indolencia,
disgusto.
Nadie es ingenuo sobre “el menú” que nos ofrece, minuto a minuto, la pantalla de nuestro televisor y la tapa de los diarios.
Podríamos preguntarnos -por ejemplo- si la misma cantidad de horas que los canales y diarios nacionales le dieron (y le dan) al tema del campo, se la hubiesen proveído a temas como el “paco”, o la corrupción policial.
Si así hubiera sido, cabría entonces preguntarnos cuál sería el escenario actual y cuánto habrían colaborado con ello, para la disminución de la violencia. Pero claro, ese no es su objetivo.
Para dar sólo un ejemplo más, cada requisitoria periodística sobre el tema “dengue”, tiene implícita la búsqueda de responsables. Sólo algunos, dan prioridad a la información didáctica.
Y entonces, aparecen nuevamente las preguntas: ¿Los periodistas…, qué hicimos para prevenir esta epidemia?. ¿Estábamos muy ocupados haciendo operaciones electorales?. ¿Vivíamos en otro país?. ¿No era negocio, no daba rating hablar sobre el mosquito…?. El que quiera entender…, que entienda.
Pero hablando de violencia, todo da a pensar justamente, que los medios y sus caras visibles, se han mimetizado con un maquiavélico plan para inducirnos hacia el “hastío”.
La caída de Isabelita; del propio Raúl Alfonsín (quien entregó su mandato por deterioro de poder); ó de Fernando De la Rúa, fueron la consecuencia no sólo de hechos puntuales y conocidos, sino que a los mismos se les sumó el fastidio y la fatiga de lo que podríamos llamar clase media y media alta.
Cuando dichos sectores sociales llegan al “hastío”, buscan un cambio sin medir consecuencias y hasta otorgan a “nuevos actores”, poderes que pueden variar desde la devaluación el peso que convenga a los representantes de la especulación, reendeudar al país, reprimir y hasta matar. Todo vale, si el resultado es salir de esa sensación angustiante. Todo es válido, cuando el desgano se instala como moneda corriente.
Esta semana, tras el brutal asesinato de un hombre en Lanús, los vecinos de la zona golpearon salvajemente a un fiscal que se acercó al lugar.
Más tarde, también fue agredido el Secretario de Seguridad de la Municipalidad de Lanús, que tuvo que abandonar la zona de la misma manera que el Fiscal, aunque no fue golpeado con tanta dureza.
Mientras se juntaba cada vez más gente, los insultos pasaron a empujones y éstos, a golpes de puño en una escena ya completamente fuera de control. Finalmente apareció el coro de: “que se vayan todos”.
La clase media, mejor dicho “el hastío” de los vecinos, sumados a pedidos absolutamente justos, no midieron acciones brutales contra autoridades judiciales, municipales y policiales. La irracionalidad dijo “presente”.
Ahora bien, es dable preguntarse si los medios masivos de comunicación, junto con la suma des algunos dirigentes apocalípticos, mensuran su actuar. En lo estrictamente personal, no solamente creo que sí.
Su objetivo concreto desde hace un año, no es reflejar todas las caras de la realidad, sino buscar a través de sus mejores interlocutores, la mejor forma de hacer llegar al “hastío”. El objetivo, claramente no es otra cosa que “el hastío”.
Cuando apareció la posibilidad de adelantar las elecciones legislativas, sentí alivio. Sin importar el resultado, la percepción fue –justamente- que se acortaba esta “campaña sucia”. Se acortaba la sutil campaña de la irritación.
Los sectores que no están dispuestos a redistribuir la riqueza, utilizando a los Buzzi, los Morales, los Carrió y tantos más, que se esconden detrás de un proyecto en donde coinciden tanto Eduardo Duhalde, Julio Cobos y por que no, el Cardenal Bergoglio, sintieron que se les frustraba un objetivo.
El Gobierno Nacional (o Néstor Kirchner) advirtiendo este fenómeno, redobló la apuesta. Una elección legislativa intermedia, no es de interés para el conjunto de los votantes. Los “K” buscaron darle un carácter diferente. La aparición de los “candidatos testimoniales”, le impone otro objetivo al cuarto oscuro y además, refresca la esperanza de un cambio que es, justamente, la contracara del “hastío”.
Es así entonces, como el voto aparece con un nuevo significado y sin importar la cantidad de escáneos que se puedan ganar o perder, el oficialismo juega buscando el interés electoral y en contra de aquellos emisores que, de la boca para afuera, dicen respetar los tiempos institucionales pero que en la práctica diaria, hacen lo imposible para prender la mecha que derrumbe a Cristina.
Lo más tiste, es que tal vez son demasiados los comunicadores que están embarcados en este plan. Ellos, seguramente se salvarán y hasta recibirán “premios” por parte de los promotores de la barbarie. Nosotros, si se cumple lo expresado, volveremos a canjear “hastió” por muertes y nuevos beneficios a los “históricos” poderes antidemocráticos.
por Antonio Rico
Nos vemos
Comentarios
Te mando un abrazo!
http://www.youtube.com/watch?v=hYz2WKqVzFQ&eurl=http%3A%2F%2Fderekdice.blogspot.com%2Fsearch%2Flabel%2FGENTE%2520COPADA&feature=player_embedded