Los patrones del campo
Si bien mucha gente del campo vive de rentas, históricamente se queja: de los impuestos, de la sequía y de la falta de ayuda gubernamental. Señalan que alimentan al país con sus productos y retenciones. Buscan anularlas, no aceptan perder un centavo y en su discurso autista suponen no necesitar a nadie. Pero callan que ama a sus vacas, sus caballos y sus ovejas porque nunca les piden aumento de salarios.
Dado que Eduardo Buzzi tal vez suma 22.000 pesos mensuales entre la renta del campo que no trabaja y su cargo en la Federación Agraria e igualmente inició otro lockout por la “inestabilidad de los productores”, ¿cómo deberían actuar los tres millones y medio de jubilados que de bolsillo cobran 660 pesos y en marzo tendrán 90 pesos más? ¿Se puede vivir con 20 o 25 pesos diarios cuando superar la línea de pobreza requiere 35? ¿Cuánto escalaron remedios y tarifas? Aunque desde el año 2001 el salario sólo creció 120 por ciento, de aprobarse la 125 el campo habría ganado 500 por ciento más que en el 2001; sin ella recibió 600 por ciento más. Cobos exaltó esa mezquindad. Quizás ignora que en 232 años de vida de Estados Unidos sus vicepresidentes desempataron 244 veces en el Senado: ninguno votó contra el Presidente.
Temiendo perder votos en octubre, ¿el Gobierno tolerará el chantaje de patrones codiciosos que se fingen trabajadores? De fracasar las tratativas, ¿cortarán rutas, habrá desabastecimiento y otra vez subirán 25 por ciento los alimentos? Mientras haya heridas que sanar con el campo, el pasado es el presente. Porque ese establishment siempre se siente dañado. Y exige. En 1944 la Sociedad Rural dijo que su trato con el peón no era de “amo a esclavo” sino de “padre a hijo”. Por eso no tenía domingos libres y ganaba 10 pesos al mes: “Son a veces tan limitadas sus necesidades materiales que un remanente trae destinos socialmente poco interesantes”. El remanente habría permitido al peón enviar sus hijos a la escuela, pero el patrón perdería brazos gratis para la cosecha. Y votos cantados. Perón renovó las reglas ese año con el Estatuto del Peón (aumentó el salario a 150 pesos), hoy perimido por el trabajo en negro. Y en 1946 pidió: “Salten las tranqueras y voten un cambio”. Ya que ni él pudo crear el impuesto a la Renta Potencial de la tierra, aún rige en ciertos sitios la sumisión del film Las aguas bajan turbias.
En contra del mundo, el campo reclama un capitalismo sin regulación; su tierra sube en dólares mientras la urbana baja, siembra soja hasta en las banquinas y Buzzi augura que “este año no habrá trigo suficiente para el consumo local. La escasez llevará a un aumento de precios”. Alineados a su lado, los opositores le juran a su espejo tener alma de líderes, no de seguidores, y sugieren: los impuestos debe pagarlos el consumo. Están dispuestos a ser igualitarios con la gente siempre que la gente (ejemplo: jubilados) no los trate como su igual. Tal vez la Presidenta negocie recordando la profecía de Lenin: “Donde hay libertad para hacer lo que se quiere no hay Estado”.
Nos vemos
Fuente: Página 12
Comentarios
Te olvidaste de agregar que ese artículo lo firma José Luis Livolti, que encabeza una línea interna de la Federación Agraria, así que algo de adentro debe conocer no?.
Un abrazo.
Por mi parte, creo que hay que hacerles comprender que el Proyecto Nacional es para todos los ciudadanos del país y no para los patrones de estancia. Y en ese sentido, creo que el método nos lo dio Perón en su discurso de agosto de 1953: "persuadiendo, o sino, a palos"
Saludos!
MP, Asi es mi amigo. Meta palo y a la bolsa.
Un abrazo!
Saludos